Una boda de mañana: ¿qué me pongo?

Una boda de mañana: ¿qué me pongo?

Getty Images

A unas horas de la boda del príncipe Harry la pregunta del millón es ¿qué se pone uno en estas bodas? No hay revista, ni web que no hable del asunto. Desde el punto de vista de un técnico en protocolo, las bodas de mañana tienen su etiqueta. Los gustos son diferentes en unos y otros países y los diseños y los colores cambian constantemente. Pero hablamos de etiqueta, que no tiene nada que ver con la moda: las modas cambian, la etiqueta permanece.

Boda de mañana

Las bodas se han celebrado tradicionalmente siempre de mañana. Lo mismo que otras ceremonias de la iglesia: bautizos, primeras comuniones o confirmaciones. Tras la misa se invitaba a un desayuno -lo del chocolate con churros siempre fue una opción- o a un lunch ligero. Niños y novios tenían tiempo así para cambiarse, prepararse y, unos marcharse de viaje, y los otros, celebrar la típica merienda por la tarde con amigos del colegio, primos y hermanos. Por esa razón, los novios lucían chaqué: es el traje de ceremonia de las mañanas.

Las novias siempre han podido lucir lo que quisieran -y ahí sí que las modas mandan- y las invitadas femeninas se hacían trajes cortos a juego con sombrero. De ahí a lo de hoy, hay un trecho: trecho que se ha recorrido en la forma, pero no en la etiqueta. Se mezclan chaqués con trajes largos, lentejuelas y plumas desde las doce de la mañana a las doce de la noche. La etiqueta tiene muy poco recorrido hoy: se incumple constantemente.

Boda de traje corto

Una boda de mañana es una boda de corto. Aunque vaya a ser larga. ¡Tiempo habrá de cambiarse si fuera necesario! ¿Qué se entiende por traje corto? Un vestido o traje de corte tirando a clásico, largo hasta la rodilla -¡nunca mini!- y de colores, mejor claros que oscuros. Y aunque hablemos de traje no significa que tengan que ser vestidos. Pueden ser dos piezas: chaqueta y falda o vestido con abrigo a juego.

Lo diferenciamos del traje de cóctel no sólo por el largo de la falda, sino principalmente por el tipo de tejido y por los brillos. Para la noche se reservan los tejidos más ricos -brocados, bordados, moarés, terciopelos, satenes o rasos- y aquellos bordados con lentejuelas, cristal o plumas. Los trajes de mañana -también traje de día- se hacen con tejidos de lana fría, crepe, gabardina, lino, mezclilla... La elección de la tela dependerá del tipo de acto al que se va a asistir. En este caso, una boda real.

Precisamente por ello los tejidos a elegir no serán ni linos, ni hilos, que son más informales. Serán satenes por su lado mate, sedas naturales, damascos monocolores. Se combinan bien con algo de encaje o de guipur. Con botones de plata o pasamanería de adorno.

Los complementos de una boda de mañana

Si los complementos son siempre el detalle que da el aire final al modelo, en una boda son básicos. Vamos a ver lo que marca la etiqueta. Que luego cada uno haga lo que le parece mejor, es otra historia.

Los zapatos adecuados son los de tacón de media altura. Los de mucho tacón se reservan para más tarde: cóctel o trajo largo. De diseño y corte actual y a juego con el vestido.

El bolso: de mano y pequeño. Puede ser de materiales muy diversos como el metal, carey o tela a juego con el tono del vestido. La pedrería es mejor dejarla para la noche

Joyas: discretas. Es una boda de mañana.

Las medias: ¡obligatorias! De color claro y, ahora que las hay, frescas.

Los guantes: cortos o a medio brazo.

Sombreros: es un complemento de mañana porque es para protegerse del sol. No se lleva nunca con traje largo y es importante recordar que, al contrario que el de los caballeros, no se quitará ni al saludar, ni al entrar en lugares cerrados. En las ceremonias religiosas, sin embargo, es más recomendable el tocado que el sombrero.

Síguenos también en el Facebook de HuffPost Blogs