¿Viajar o no viajar?

¿Viajar o no viajar?

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Hace tiempo que se habla de que "invertir" en experiencias produce más satisfacción que acumular objetos. Y aunque en algún sentido puede ser cierto, en realidad dependerá del tipo de experiencia, ya que no todas son beneficiosas, y de cómo se aborden.

Una de esas experiencias, muy valorada por cierto, es viajar. Y el colmo de la valía personal parece ser que es viajar sólo. En realidad es mucho más agradable viajar con buena compañía que solo. Si no es posible, se puede viajar solo, claro está. Pero no se engañen, no es más valioso el que viaja solo. Es una experiencia diferente, que puede enriquecer al viajero, pero también puede aumentar sus temores.

Quienes escribimos este artículo hemos viajado mucho, y en nuestra consulta hemos tratado muchas personas que se imponen viajar a lugares, o en circunstancias, que temen. Realizan estos viajes asustados, sufriendo, pero la exigencia psicológica para lograr no sentirse menos que otras personas de su entorno es más fuerte. En otras ocasiones, es una exigencia que parte de la creencia de que así vencerán sus temores, como si fuera una guerra consigo mismos.

El afán por mostrarse valioso frente a los demás lleva a querer mostrar, o demostrar, que no se tiene miedo a nada

En algunas ocasiones, estos viajes autoimpuestos dieron lugar a una experiencia traumática que finalmente había multiplicado el temor de esa persona, y también su baja autoestima.

El miedo es un gran tabú

El afán por mostrarse valioso frente a los demás lleva a querer mostrar, o demostrar, que no se tiene miedo a nada. La verdad es que la humanidad ha aprendido a reprimir el miedo pero no a solucionarlo. Las personas que quieren demostrar que no tienen miedo, en realidad lo tienen, pero lo reprimen para obtener esa valoración que creen que necesitan. Pero el miedo reprimido ofusca la inteligencia. El miedo reprimido puede hacer que las personas no perciban el peligro, con consecuencias catastróficas, como es el caso del tristemente conocido "balconing".

La inmensa mayoría tiene miedo a reconocer que tiene miedo. La competitividad psicológica de unos con otros, y consigo mismos, les conduce a ocultar todo lo que pueda ser juzgado, desvalorado, aunque sea algo que le ocurre a todo el mundo, como es el caso de tener miedo.

Lo importante no es viajar o no, sino aprender a resolver los temores y actuar con inteligencia

Así, viajar se ha convertido en una de esas experiencias con las que mostrar valía y valentía. También están los que por miedo no viajan, y también lo disimulan. La mayoría de las personas que viajan solas, también muchas parejas, en realidad se van uniendo a otros viajeros por el camino para no estar solos. Otros, van consumiendo etapas en su viaje como si fuera una obligación que se han impuesto, esperando la recompensa psicológica de lo que contarán a su vuelta, o de lo que van mostrando en sus redes sociales. Otros lo hacen como un reto consigo mismos, esperando resolver esos miedos que finalmente acaban reprimiendo. Y otros, claro está, disfrutan en sus viajes, con más o menos contratiempos.

¿Viajar o no viajar?

Como en muchas otras experiencias, lo importante no es viajar o no, sino aprender a resolver los temores y actuar con inteligencia, para no encerrarse en lo conocido ni correr riesgos contraproducentes.

Viajar puede ser una oportunidad de ampliar puntos de vista, de contactar con otras culturas, conocer nuevas personas..., pero estos beneficios no son automáticos. Van a depender de la actitud de la persona que viaja, de sus motivaciones, de su capacidad para observar la realidad.

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