'Esmeralda', una terapia convertida en teatro

Una terapia es un viaje a lo más hondo. Tal vez a ninguna parte, tal vez a nuestros temores o a nuestras fragilidades. Esmeralda, la obra que estreno hoy jueves en el Teatro del Arte, en Madrid, cuenta algo de esto. Perdemos o ganamos batallas, vencemos miedos, perseguimos sueños, volvemos a empezar. Elegimos un lugar al que sentimos nuestro y luchamos por habitarlo, o nos rendimos en el intento... Amamos, gozamos y nos quedamos quietos por el miedo al qué dirán, a quedarnos solos, miedo a tantos miedos... Cosas aprendidas tiempo atrás, modelos de felicidad, de comportamiento, de estética, y nosotros sin saber que condicionan hasta nuestro sueño. Nos ponemos viejos, y la vida pasa como la lectura entre estas líneas.

Eso es lo que he querido contar con Esmeralda. En parte trabajé con lo que conocía, como psicóloga. Para poder ser terapeuta, tienes que tener la humildad de dejarte analizar y ayudar por un veterano. Es el momento de la desnudez y la verdad, a veces un momento duro. Yo pasé por él, aprendí, y algo de eso que aprendí lo podéis ver convertido en una obra de teatro.

Cuando me senté a escribir esta obra, lo hice movida porque sentía que había algo pendiente... alguien a quien tenía que agradecer, y algo que compartir desde un escenario, que es mi lenguaje.

Hay otra historia, claro: esa creo que es común a tantos montajes no sólo en Madrid. Es la historia de un grupo de actores, músicos, como el gran guitarrista que pone su música en directo a mi obra, escenógrafos... Es la historia de la vocación, de querer expresarse a mordiscos y demostrar que se pueden contar cosas distintas.

Cada uno de nosotros llevamos momentos de vida, como perlas de nuestra biografía.