Un PIR para gobernarlos a todos

Un PIR para gobernarlos a todos

Imagen de archivo de las pruebas para una oposición.EFE

Aunque por norma general mi tribuna está dedicada a cuestiones relacionadas con los derechos humanos o con el discurrir de la política, en esta ocasión quiero alzar la voz y denunciar la situación que sufrimos los psicólogos en España, para ser más exactos los psicólogos que nos presentamos al examen PIR (Psicólogo Interno Residente).

Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que la salud mental en España tiene rango de animal mitológico: nadie sabe lo que es exactamente, y nadie parece darle demasiada credibilidad e importancia, a pesar de que los diagnósticos de depresión se han duplicado en los últimos diez años, y a pesar de que el suicidio es la primera causa de muerte no natural (sí, por encima de los accidentes de tráfico). Pero ni una reseña en los telediarios, ningún revuelo en la sociedad al respecto.

Siguiendo el criterio de la OMS, la salud no es solo ausencia de malestar, sino también presencia de bienestar. Y es en este marco donde debemos incardinar las propuestas que queramos hacer para nuestro Sistema Nacional de Salud. No está de más recordar que la salud es un derecho humano, y como tal debe ser protegido por parte de los estados y las administraciones públicas; y, lamentándolo, los gobiernos de España pasados y presentes no han hecho nada por mejorar la salud mental de sus ciudadanos.

El pasado examen PIR fue un insulto para miles de psicólogos y psicólogas.

Pero entremos en materia: el examen PIR del pasado 2 de febrero de 2019. Fallos en las hojas de respuesta proporcionadas por el Ministerio de Sanidad (fallos que fueron avisados a los dos horas de comenzar el examen, y sin un criterio unánime para ser solventados), preguntas que tienen más que ver con la biomedicina y con estudios de revistas científicas de corte médico que con un temario de psicología. ¿Cuál es el objetivo de construir un examen de oposición basado en preguntas a todas luces irresolubles por parte de los opositores? Yo siempre he pensado que una oposición debe estar hecha para medir conocimientos, pero por lo visto, a la luz del último examen PIR, hay tribunales que piensan que una oposición debe ser un deporte de alto riesgo sin más finalidad que generar inseguridad en los opositores.

Preferimos tener a los ciudadanos inflados de benzodiacepinas antes que poner un psicólogo en los centros de Atención Primaria.

Podemos hablar también del número de plazas PIR: 141 para más de 4.000 opositores; un ratio de 1/29, muy por encima de la ratio de enfermería (1/12) o de medicina (1/2). ¿Por qué ocurre esto? Porque en España la salud mental, como dije al principio, es un animal mitológico; porque a nadie le importa esta materia. Preferimos tener a los ciudadanos inflados de benzodiacepinas antes que poner un psicólogo en los centros de Atención Primaria. ¿Sabían que la Terapia Psicológica se ha mostrado más eficaz (y más barata) que los fármacos en el tratamiento de la depresión?

El pasado examen PIR fue un insulto para miles de psicólogos y psicólogas que, tras mucho tiempo invertido, tuvieron que hacer frente a un examen fundamentado en criterios sino arbitrarios, al menos sí desconocidos para los propios opositores. Y espero que convengan conmigo que una oposición no puede estar fundamentada en el arbitrio, en el mejor de los casos, o en el oscurantismo, en el peor de ellos.

En definitiva, creo que lo que ocurrió en el pasado examen PIR se entiende mucho mejor parafraseando a J.R.R. Tolkien en 'El Señor de los Anillos': "Un PIR para gobernarlos a todos. Un PIR para encontrarlos, un PIR para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas". La importancia de los clásicos, una vez más.

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MOSTRAR BIOGRAFíA

Doctorando en Psicología por la Universitat Autònoma de Barcelona, en la línea de investigación "Poder, Subjetividad y Género". Activista por los Derechos Humanos. Máster en Intervención Psicológica por la UDIMA y Experto Universitario en Trastornos de la Personalidad por la misma universidad. Máster en Formación del Profesorado en UNED. Diplomado en Perspectiva de Géneros y Bioética Aplicada por la Universidad de Champagnat, Mendoza, Argentina. Formación de posgrado en violencia de género y participación en congresos internacionales de temática feminista, bioética, diversidad sexual y género. Dos veces portavoz de derechos del Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica, único organismo internacional público en materia de juventud en el mundo. Premio Cristina Esparza Martín 2020 en la categoría de Activista del año por su defensa de la igualdad de género y a favor de los derechos del colectivo LGTBI. Ha sido uno de los observadores internacionales coordinados por el centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero para velar por el cumplimiento de la Ley de Amnistía del Estado de México.