Descolgados contra Garoña

Descolgados contra Garoña

Sobre nuestra seguridad y salud, se ciernen oscuros intereses políticos y económicos. La central nuclear de Garoña, la más vieja de la UE, estuvo en funcionamiento durante 42 años, pero lleva desde 2012 parada, sin que haya falta de suministro eléctrico. Pero algunos parecen empeñados en alargar su vida, aunque su reactor es gemelo al de Fukushima.

Sobre nuestra seguridad y nuestra salud, se ciernen oscuros intereses políticos y económicos. La central nuclear de Garoña, la más vieja de la Unión Europea, es la clave.

Garoña estuvo durante 42 años en funcionamiento, de 1970 a 2012, pero lleva desde entonces parada, sin que ello haya significado ninguna falta de suministro eléctrico en España. Sin embargo, algunos parecen estar empeñados en alargar la vida de la vieja central, cuyo reactor es gemelo al de Fukushima.

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) tiene ahora sobre la mesa una renovación de 17 años para la licencia de explotación, que de salir adelante permitiría llevar a la central hasta los 60 años de vida útil. Una vez que esa licencia esté concedida, el Ministerio de Industria, que ahora mismo está en funciones, puede formalizar la reapertura de la central.

Por eso unos escaladores de Greenpeace han desplegado dos pancartas en el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) en Madrid contra la reapertura de Garoña, con los mensajes "Stop Garoña" y "Stop nucleares". Además, otro grupo de activistas ha portado una pancarta en la que se podía leer "Por un CSN independiente". La acción ha tenido lugar durante la celebración del pleno que el organismo regulador tiene cada miércoles.

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Corresponde al Congreso de los Diputados ejercer un control sobre el CSN; sin embargo, éste ha hecho caso omiso de la exigencia que la mayoría de los grupos parlamentarios en la nueva composición de la cámara -todos menos el PP- le hizo el pasado 2 de febrero: que paralizase el proceso de renovación hasta que no se forme nuevo Gobierno.

Ésta ha sido la última de las indicaciones que nos hace desconfiar de las decisiones del CSN, el organismo competente en España en materia de seguridad nuclear y protección radiológica. No es la única: el propio personal técnico del CSN ha denunciado presiones para acelerar el proceso, y hablan de falta de transparencia e independencia, reclamando más rigor técnico en su trabajo.

Además, el presidente del CSN, Fernando Marti, es el mismo que fue encargado de revocar la orden de cierre de Garoña cuando ocupaba el cargo de secretario de Estado de Energía. Marti ocupó dicho cargo hasta el día anterior a ser nombrado presidente del CSN, donde actualmente tramita este mismo asunto.

El nombramiento de otro miembro del pleno del CSN procede del Partido Popular, y llegó al cargo sólo un mes antes de las elecciones generales del 20D, sin consenso con el resto de partidos. Ha permitido que el PP, a pesar de perder la mayoría absoluta en el Congreso tras las elecciones, la pueda mantener en el CSN, ejerciendo así su control sobre el futuro de Garoña.

Ya hemos llegado demasiado lejos. No necesitamos Garoña, no debemos asumir el riesgo de rebajar los estándares de seguridad nuclear, y es hora de establecer un calendario de cierre para las centrales nucleares españolas.

Así lo hemos dicho dicho, alto y claro, en la acción directa que activistas de Greenpeace han realizado este miércoles en la sede del organismo regulador. Porque la ciudadanía tiene el derecho a conocer la verdad y a ser partícipe en la toma de decisiones que, sin duda, van a afectar al futuro energético de nuestro país, pudiendo incluso sentar un precedente para el resto de centrales nucleares, cuya licencia también expira en los próximos años.

Las eléctricas ya han recibido demasiados favores desde el Gobierno. No podemos permitir que continúen con el Gobierno en funciones. De Garoña dependen la seguridad y la salud de miles de personas y grandes zonas de nuestro país. De Garoña depende que las generaciones futuras tengan que lidiar con residuos radiactivos durante miles de años por el capricho de unos pocos ahora. Apostemos firmemente por una energía segura y limpia, como la renovable, y plantemos cara a las nucleares.

Firma para pedir que no se renueve la licencia de Garoña ni las del resto de nucleares.