Lo mejor y lo peor de la tele, esta temporada

Lo mejor y lo peor de la tele, esta temporada

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Aquí el análisis del año televisivo: diez cosas buenas y diez malas que han inundado las pantallas esta temporada. Según mi criterio, claro. Y en dos partes, para engancharos.

Lo mejor

Fariña

Se podía hacer otra ficción, se podía hablar de asuntos espinosos, se podía buscar un reparto coral y prácticamente desconocido, se podían correr riesgos narrativos y acertar. Por eso, Fariña, la serie que estrenó de pronto Antena 3 (en realidad el secuestro del libro de Nacho Carretero, en el que está basada esta ficción, fue una bendición para todos), se ha convertido en la serie de la temporada. Bambú, la productora (diez años de vida celebran), se tiró a la piscina en una tele generalista. Fariña lo tiene todo: un buen guion, un reparto rotundamente bien escogido y una gran historia que contar, que además es real. No estoy sola en esto. El consenso, para bien, en esta ficción funcionó desde el principio. El periodista y experto en series del Grupo Vocento, Mikel Labastida, lo tiene claro también: "Fariña ha desmontado la idea de que una serie española actual no puede narrar una realidad política y social de una manera contundente y sin concesiones".

La nueva Operación Triunfo

A la última edición de Operación Triunfose ha enganchado gente que pensé que nunca se engancharía a un reality. Yo había dejado de verlo hacía mil años, pero la primera gala fue distinta a todo. Naturalidad. Un casting grato. Y siguió: entretenimiento tierno sin ser cursi, amable sin ser empalagoso. Roberto Leal me parecía al principio uno de sus reporteros dicharacheros a los que detesto (perdón, querido, es lo que hay) pero me fui tranquilizando poco a poco y acabó gustándome su buenismo, porque me pareció de verdad. ¿Y qué ha tenido de especial este OT?. Pues poner en pantalla determinados principios, valores a través del entretenimiento, como la solidaridad, la generosidad, la amabilidad... El culto a la diversidad, el hallazgo para el público mayoritario de Los Javis, la presencia sin remilgos, sin ambages de los concursantes...

Y no se le ven las costuras. Como dice Labastida, "el programa nos ha liberado de algunos prejuicios, como que un concursante de OT no podía tener un estilo y una voz interesante (te guste o no el concurso, su ganadora, Amaia es un descubrimiento mas allá de lo televisivo)". Pues sí, añado, Amaia es una estrella del pop, de Pamplona.

La desaparición de la cúpula de RTVE. Lo he contado todo todo todo en incontables post en esta misma web. Se lo pedí incluso en un vídeo a Pedro Sánchez, cuando tomó posesión de su cargo. Y de momento todo son buenas noticias. Que José Antonio Sánchez desaparezca de la tele pública, que sus acólitos dejen de malbaratarla, de manosearla, de manipularla, es un regalo. Que se acabe Cárdenas para siempre jamás. Buenas nuevas para los espectadores y para ese grupo nutrido de profesionales que no han dejado de pelear, protestar gritar, manifestarse, quejarse y denunciar, que es lo que todo periodista debería hacer ante lo intolerable en su profesión.

El día de mañana

Qué delicia esta serie de Movistar +. Mariano Barroso tomó el estupendo libro de Ignacio Martínez Pisón y lo convirtió en una historia para televisión. Oriol Pla, el actor protagonista, merece todos los premios del año. La serie es un caramelo, una precisa y preciosa narración de nuestra historia, de la que no deberíamos olvidar, de la España que fuimos hace nada, que te toca el corazón desde el primer momento. Seis capitulazos. Un reparto coral excepcional... De hecho, por lo que veo a mi alrededor, es de lo mejor que nos ha dado el año de Movistar +.

Y encima, otra buena noticia de hoy mismo: el propio Barroso inicia nuevo proyecto, La línea invisible, que nos adentra en una parte importantísima de nuestro pasado inmediato, cuando ETA empezó a matar. También en Movistar +.

Bárbara Rey, Tele 5 y la apertura definitiva con la Casa Real

Por fin, en una cadena de televisión, 400.000 años después, se ha pronunciado una frase como esta: "Bárbara, dinos cómo fue tu relación sentimental con el rey Juan Carlos". Eso y todo lo demás. Ha sido el año en el que por primera vez (gracias a Corinna y al delincuente Villarejo, la verdad) en la tele se ha hablado de negocios turbios del rey emérito. La tele generalista, y no solo en programas rosa, también en espacios informativos, nos ha venido a contar ya sin ambages que su matrimonio era una farsa, que quizá tras el aparataje real, que siempre han querido vendernos como impoluto, hay mucha basura...

Benditas series de 50 minutos

Antena 3 lo anunció a principios de verano: a partir de ahora la ficción propia durará 50 minutos por capítulo. Ya nunca más series de 70 o 75 minutos, ya nunca más gags largos y sin gracia porque hay que rellenar, ya nunca tramas innecesarias. 50 minutos. En la tele en abierto. Como esa ficción extranjera que tanto nos gusta. Esta es la senda por la que acabarán desfilando todos los demás, confío.

Programas periodísticos y buenos que persisten

Que siga en antena, en laSexta, uno de los mejores programas informativos de la tele,El Objetivo, con Ana Pastor, cada domingo por la noche, te reconcilia con la televisión. Este año, por ejemplo, fue el único espacio que no ocupó el abogado de La Manada. Benditas secciones que ponen en solfa algunas declaraciones, que analizan con datos precisos la realidad social y política. Y que Salvadoscontinúe imperturbable dando patadas a los poderosos del planeta o llenando lagunas de pensamiento del resto de los mortales es también lo mejor del año.

La segunda temporada de Paquita Salas

Los Javis y su universo, consolidado ya, han sido el soplo del año: frescos, distintos, naturales, sin prejuicios. "Lo hacemos y ya vemos" debería convertirse en el grito de guerra de todos nosotros. La primera temporada de Paquita Salas anunció un buen camino y la segunda temporada nos ha deslumbrado: persiste la imaginación, la manera sincera de contar, los personajes únicos (y que va camino de convertirse en mítico) como Paquita...

Y otra cosa: hay que ponerle dieces todo el rato a los responsables de las promos, de los tráileres para Netflix, del trabajo en las redes:

Siglo XXI, audiovisualmente hablando, en estado puro.

Premio al feminismo

Que CIMA (Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales) haya convocado por primera vez un concurso para premiar la igualdad, el feminismo, en televisión. El premio, que se otorga en el marco del Festival de Televisión de Vitoria (FestVal) ha ido a parar aMujer tenía que ser, la sección de El Intermedio (laSexta) donde Sandra Sabatés ha entrevistado a destacadas mujeres con una imagen inequívocamente feministas. Los siete formatos que se presentaron están en el lado de la buena televisión.Y entre ellos, la serie de TVELa otra mirada, que a punto estuvo de ganar también el premio. Formé parte del jurado y puedo decir que hasta aquí la buena noticia. La mala: que hubiera SOLO siete formatos en todo el panorama televisivo del año. Y ya que estamos, pregunto, ¿por qué si esta cuarta ola feminista que ha invadido el mundo entero, por qué este movimiento ya imparable no tiene más espacios específicos en la televisión española, más series, más cómicas, más mujeres en prime time, más documentos informativos? Ahí lo dejo.

Sin fronteras

Nuestras series patrias vuelan ya definitivamente solas fuera de España. El del año ha sido, sin duda, para La Casa de Papel, y para su creador, Álex Pina, especialmente. La serie que empezó en Atresmedia ya está en Netflix, y gracias a eso se ha disparado en otros países como Francia, Argentina, Brasil, Italia...

Las plataformas de pago (o Premium, como más les gusta llamarse) están al quite, han venido para quedarse (el caso de Netflix, bombazo), y nuestros creadores ya tienen todos los continentes para componer, realizar, rodar, escribir, actuar...

Y mañana, aquí mismo, lo peor de la temporada.

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MOSTRAR BIOGRAFíA

Periodista, ha trabajado para diarios como Levante y televisiones como Canal 9 y TVE. Es colaboradora de radios como Cadena Ser o RNE. Cubells ha publicado varios libros sobre el mundo de la televisión y también, en colaboración con Marce Rodríguez, el libro Mis padres no lo saben.