El escandinavo: un estilo democrático

El escandinavo: un estilo democrático

¿Por qué estamos fascinados por el estilo escandinavo? No es sólo estéticamente bonito, tiene un lado más profundo que aportarnos. El arte y el diseño siempre han estado influenciados por la sociedad y la política, reflejando sus virtudes y pensamientos o denunciado sus injusticias.

¿Por qué estamos fascinados por el estilo escandinavo? Es evidente que ejerce sobre nosotros una atracción misteriosa, sobre todo ahora que las bombillas están encendidas más horas. Puede que la gran empresa sueca conocida también por sus albóndigas, tenga algo que ver con esto o que las paredes tengan que estar pintadas de riguroso blanco desde que se impuso el minimalismo, pero la verdad es que este estilo no es sólo estéticamente bonito, tiene un lado más profundo que aportarnos.

En cualquier etapa de la historia y la no-historia, el arte y el diseño han estado influenciados por la sociedad y la política, reflejando sus virtudes y pensamientos o denunciado sus injusticias. Todos conocemos las claves de este estilo pero, ¿de dónde surgen y qué significan?

Dio sus primeros pasos tras la Primera Guerra Mundial, periodo en el que el mundo entero se cuestionaba a sí mismo su moralidad. Tomó la funcionalidad y la sencillez como pilares de su elegancia, despojándose de todo lo innecesario. Pero el objetivo más importante del estilo escandinavo era mejorar la vida de las personas creando objetos bellos que fueran accesibles y asequibles para las masas, y es precisamente por este motivo por el que se le considera un estilo democrático.

Pero, ¿puede en realidad un estilo mejorar la vida de las personas? Si consideramos sólo la parte estética del diseño puede resultar poco creíble. Pero está claro que el diseño no sólo pinta de colores las paredes, elige muebles o decide los acabados de un material, el diseño crea ambientes llenos de emociones, y los del estilo escandinavo influyen positivamente en las personas.

Es un buen remedio contra la falta de luz que experimentan los países del norte de Europa, impulsando la luminosidad y la calidez en los paisajes interiores y contrarrestando los aspectos negativos del clima exterior. Su sinceridad y cercanía resultan familiares y crean lazos íntimos con las personas, aportándoles ilusión en su día a día.

¿Cómo lo hace? El estilo escandinavo puede definir cualquier estancia de un hogar pero en cualquier caso cumple siempre las mismas normas. El blanco preside el espacio, contrarrestando su frío con el calor de la madera, normalmente de colores claros y acabado natural. Los acentos de color vienen de la mano de la decoración, y aunque no hay reglas en este aspecto, no suelen emplearse en exceso: ya se sabe, “menos es más”. Podemos incluir algún detalle natural, como un jarrón con flores o una gran planta, colaborando con su espíritu fresco. Y no podemos olvidarnos del mobiliario: no nos cansaremos nunca de ver los grandes iconos del diseño industrial que, con cierto aire vintage, nos recuerda que lo bueno jamás pasa de moda.