El terrible clima de temor tras la victoria de Trump

El terrible clima de temor tras la victoria de Trump

Escribo desde un país dividido y acosado por el racismo y la intolerancia. Trump ha conseguido legitimar el discurso y las acciones racistas y xenófobas. No lo hago para desahogarme ni para pedir ayuda, sino para advertir de lo que puede ocurrir en otros países, sobre todo los europeos.

AFP

Escribo desde un país dividido y acosado por el racismo y la intolerancia. No lo hago para desahogarme ni para pedir ayuda, sino para advertir de lo que puede ocurrir en otros países, sobre todo los europeos.

Trump ha conseguido legitimar el discurso y las acciones racistas y xenófobas. Predigo que los partidos europeos de similares convicciones van a recibir más apoyos y más votos porque se van a envalentonar tras la victoria de la intransigencia en EEUU. Hay que vigilar de cerca los acontecimientos en Francia, Alemania, Holanda, Austria, Hungría y Polonia. En los países bálticos, ya anticipan un movimiento ruso que ponga en entredicho su soberanía. La democracia y las libertades están en juego.

Dicen los expertos que las garantías constitucionales y los contrapesos institucionales evitarán lo peor de una presidencia de Trump. Pero ya tenemos al Partido Republicano, con sus mayorías en el Senado y el Congreso, pactando con Trump cómo van a repartirse el pastel. No se dan cuenta de que han despertado al monstruo de la intolerancia y el autoritarismo. En todo lo que piensan es en aprovechar el momento.

Si la situación internacional ya se antojaba problemática, ahora se torna potencialmente catastrófica. El proteccionismo comercial y monetario, la pasividad ante el cambio climático, y los ataques a las minorías se van a multiplicar. Y el populismo de todo signo alimentará esas tres tendencias a no ser que haya una fuerza que lo frene.

Ahora más que nunca tenemos que hacer tres cosas. La primera es fortalecer a la sociedad civil para que pueda servir de contrapeso. La segunda es invitar a los medios de comunicación a que jueguen su papel de manera enérgica y eficaz. Y la tercera es continuar educando a nuestros hijas e hijos en los valores liberales de la tolerancia y de la democracia.