Somos lo que hacemos

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¿Qué alimenta la vida del hombre que maltrata? El deseo de un agenciamiento que consiste en cosechar alianza con congéneres que como él se figuran que la 'mujer pareja' es cosa patrimonial, suya. Viven zambullidos en un modelo de hombre que les transmitieron y del que les agrada no desviarse.

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Trailer de la película documental '¿No queríais saber por qué las matan? POR NADA' from Mercedes Fernández-Martorell on Vimeo.

Lo que importa es lo que se hace. Lo que el individuo o la individua hace le define ¿Qué hace un hombre, actualmente, cuando maltrata a la pareja mujer? Hace la vida de las cosas que no le convienen. Hace el padecer. Hace que el vivir en pareja sea triste.

¿Qué alimenta la vida del hombre que maltrata? El deseo de un agenciamiento que consiste en cosechar alianza con congéneres que como él se figuran que la mujer pareja es cosa patrimonial, suya.

Se trata de un conjunto de individuos que se adjudican y comparten ideas que encarcela su vivir. Viven zambullidos en un modelo de hombre que les transmitieron y del que les agrada no desviarse. Es el hombre que anhela agregarse a hombre y suspira por contar con mujer sin voluntad propia. Es el hombre que se compromete con una ley masculina fuera de lugar para el vivir de nuestros días. Es el hombre que al sojuzgar a la mujer pareja experimenta hombría, honorabilidad.

El hombre que maltrata obedece a un molde masculino que se alimenta del monoteísmo judeo cristiano que no ama a la mujer. Es un Dios que ama a la madre y a la esposa pero no a lo femenino y detesta la libido de mujer. Además condena el saber en la mujer, lo dejó claro en la fábula que relata lo ocurrido en el Paraíso Terrenal. Allí prohibió a Eva y Adán comer del árbol del conocimiento, el manzano, y Eva, animada por el deseo de sapiencia, desobedeció gozando del fruto. Tal deseo de sabiduría le supuso castigo irrevocable a ella y a todas las mujeres venidas tras Eva. Actualmente, en el seno de la iglesia la mujer debe acatar, sólo, la ley discurrida por el hombre.

Además el hombre que maltrata no quiere saber nada del devenir, sólo quiere saber de la historia, porque la historia pertenece al poder.

Sin embargo el devenir pertenece a la marginación, es de los marginados, por eso a la historia no le interesa el devenir. El poder no tiene devenir, el poder es el presente del que domina y del que no desea que se modifique el orden de las cosas.

¿Cómo procede el devenir humano? Surge de actuar por el empuje del deseo de mejorar la vida, concierne a la alteración de las cosas del vivir. El devenir pertenece al marginado y la mujer ha correspondido a la marginación; y la muchedumbre mujer aún atañe a lo marginal.

La vida escapa sin cesar a las técnicas que pretenden dominarla y la vida de mujer, igualmente. En un incesante proceso la mujer ha realizado resistencia al orden de las cosas hasta causar modificaciones en su vivir. Sobre todo en las últimas décadas del siglo XX en occidente. La mujer ha producido mudanza en prácticas y costumbres que habían sido pensadas y repensadas por el hombre. A su favor ha habido hombres que han alentado la vida en la mujer sin ataduras infernales, sin dependencias indignas.

El hombre que maltrata obedece a un molde masculino que no estima modificar las cosas para que la mujer sea tenida por individua. La actividad de relación sexual de mujer con hombre a cambio de dinero de él, la prostitución, hace que el hombre se instruya y reproduzca, utilizándola, que la mujer está para servirse de ella, para proporcionarle a él lo que éste determine. El hombre que maltrata se siente cómodo con la mujer tenida por objeto.

En el trabajo de campo realizado durante cuatro años sobre el por qué algunos hombres maltratan a la pareja, asistí a más de setecientos juicios. La escena que sigue es copia.

La fiscal lee la denuncia con el acusado en pie:

- El día 15 de mayo según dice el informe usted y su esposa estaban en su domicilio y a las ocho de la mañana usted le golpeó en la cara, cuello y brazos. Al parecer usted cogió un instrumento que tiró sobre una mesa de cristal y la rompió. A continuación con un trozo de ese cristal le provocó a ella varias heridas en cara y brazos.

Días después entrevisté a ese hombre y le pregunté:

- Cuéntame ¿qué sucedió entre ella y tú?

- ¿A nosotros? Pues mira, mi mujer y yo lo único que hemos tenido ha sido, simplemente, peleas matrimoniales normales y corrientes. Las de toda la vida. Pero... ¿es verdad o no que toda la vida los matrimonios se han peleado?

Una y otra vez esos hombres anhelaron que aceptara como algo reglamentario ese pelear, ese azotar y ese fustigar a mujer. La vida del hombre que maltrata está alimentada por la idea de que la infamia contra mujer ha sido y es irreprochable.

No somos culpables del asesinato de una mujer en manos de la pareja hombre pero sí somos responsables ante ella.

¿Qué hace el hombre que asesina a la pareja mujer? Actúa contra la vida de lo vivo. Concibe que la vida de la mujer pareja le pertenece y dispone quitarla de en medio. Procura desprestigiar el devenir, las modificaciones que hemos gestionado para liberarnos de algunas cárceles del vivir en mujer. Intenta reinstaurar costumbres del pasado tradicional. Recibe prisión.

La mujer ha obrado giros en costumbres que han rescatado a todos de prácticas que nos esclavizaban. Entre tanto, el hombre que maltrata a la mujer pareja hace oídos sordos al devenir.

Mercedes Fernández-Martorell acaba de publicar Ideas que matan con la editorial Alfabia.

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Diseño de portada: Pía Larramendi.