Ya se empieza a hacer común ver a estos animales por la ciudad, pero hasta ahora no se le había detectado incluso merodeando entre médicos y pacientes.
Hoy es mi cumpleaños y he decidido pasarlo alejada de la civilización, con unas polainas que me protegen de la eventual picadura de una víbora de cascabel y lista para una caminata de más de cuatro horas por un bosque casi virgen. El inicio de la expedición ya es una pequeña aventura.