La distancia entre la sobreprotección de la imagen del menor en el Reino Unido o España y la desprotección de la imagen del niño en el entorno africano en el que trabajo hizo que me planteara las diferencias en el tratamiento de la imagen en función del sujeto retratado, de la diferencia cultural, social o simple residencia.
Los niños hoy ya no quieren ser astronautas, los niños quieren ser futbolistas. Casi siete décadas después de la propaganda y del american way of life, los ciudadanos miran el futuro con el escaso optimismo de los tiempos que corren, la inestabilidad laboral y la incertidumbre económica. La Gran Recesión ha grabado a fuego el término distopía en nuestro vocabulario.
Fue mi admirada y soñada Ana Belén la que me descubrió hace apenas tres años, su pulso firme y su mirada: la de una mujer que trata siempre de arañar la superficie del mundo que vivimos para extraer, con arte y con palabras, las sutiles enredaderas de las relaciones emocionales - y, por tanto, políticas - que nos definen como seres humanos.
Quisiera encontrar algunas palabras especiales para despedirme de esta película, pero en las despedidas de lo que se ama ,uno nunca las encuentra. Nunca terminan de ser lo suficientemente precisas. Y nombrar los sentimientos parece que los banaliza, que los convierte rápidamente en cliché. Prefiero elegir el silencio para decir adiós. Un silencio que simplemente llene el corazón.
Rodar un plano es un acto de fe en la energía que late en ese momento. Por eso pienso que si volviera a rodar la misma escena al día siguiente, sería de otra forma. No hay dos veces la misma escena ni dos veces la misma toma. Cada plano debe ser único, y cada toma aún más única.
Yo siempre he querido rodar sin guión, como los pioneros, escribiendo y construyendo las escenas previstas en función de lo que ocurre en el rodaje. Pero qué difícil es conseguir que alguien financie un sueño sin enseñarle el mapa del tesoro. Por eso hacemos guiones, para hacerles creer a los demás que allí hay algo que nadie conoce. Pero lo que construye definitivamente las películas no es el guión, sino la fe en nuestro sueño.
Las llaves de la memoria nos invita a reflexionar y clarificar esa idea nebulosa que aun parece ser la identidad andaluza y nos invita a reivindicar el papel que juega la memoria. Con ello seguramente avanzaremos en el conocimiento de nosotras y nosotros mismos, de la identidad andaluza y, por ende, de la identidad humana, en este espacio y tiempo que nos ha tocado vivir.
Yo, Daniel Blake nos habla de dignidad y de justicia o, mejor dicho, de cómo la falta de la segunda reduce o elimina la primera. Las historias de Daniel y Rachel nos duelen porque nos enseñan cómo, ante la falta de justicia social, la caridad es la que está hoy permitiendo que millones de seres no naufraguen.