El funeral oficial de la reina se convierte en un ejemplo de contención y boato, una especie de cumbre internacional con todo medido para decir adiós a 70 años de poder.
Cientos de jefes de Estado y de Gobierno, decenas de miles de ciudadanos y su familia estarán hoy junto a la monarca en su despedida final, tras 70 años en el trono.
La reina será enterrada este lunes en Windsor, tras recibir oleadas de cariño fuera y dentro de Inglaterra. A ella le queda el descanso y a su hijo Carlos, la corona y su peso.
El nuevo monarca se enfrenta a tensiones en los 14 países que un día fueron colonias y en los que aún reina, pero que quieren volar solos y que les compensen lo expoliado.
Son pocos, pero cada día más y crecen entre los jóvenes, el futuro. Con un Carlos III menos querido y menos carismático, hay más posibilidades de plantear el debate.
El rey Carlos y la reina consorte asisten a la sesión del parlamento escocés donde los diputados se reunirán para presentar sus respetos a la reina y considerar una moción de condolencia.
A Reino Unido le llega un rey más viejo y menos popular que Isabel II, con una agenda compleja: hacerse respetar, ganarse la confianza de la calle y dar estabilidad a la nación.
Ha llegado al trono en edad de jubilarse, tras décadas de formación. Su vida privada le ha desgastado la imagen, pero ha demostrado su personalidad opinando de lo que le preocupa.