Nuevos estudios apuntan a que los mamíferos actuales, entre ellos el ser humano, habrían heredado limitaciones genéticas que se remontan a la era mesozoica.
Medio siglo más tarde se descubre cómo utiliza sus peculiares ojos verdes y tubulares. Antaño se creía que eran fijos y sólo podían mirar hacia arriba.
Hablan de un potencial uso de péptidos antimicrobianos producidos por bacterias múltiples para solventar problemas agroalimentarios y de salud pública.