Al menos dos personas han fallecido y varias decenas han sido heridas. Las autoridades alertan del inminente peligro de inundaciones, crecidas de ríos y deslizamientos de tierra.
A partir de este momento, las compañías suministradoras de agua potable pueden empezar a imponer restricciones sobre el uso del agua a fin de conservar reservas.
Dos muertos, decenas de heridos, alrededor de 35.000 hectáreas calcinadas y más de medio centenar de focos activos, el balance que no deja de crecer en todo el país.