La excusa era la visita del presidente argentino. Pero el poder del símbolo de esa tiara, un poder que la reina sabe manejar a la perfección y con el que manda callados y jamás confirmados mensajes, fue más allá.
La "inoportuna" visita de Rodríguez Zapatero a Cuba para reunirse con Raúl Castro, encuentro que el ministro de Exteriores ha llegado a calificar como "acto de deslealtad", recupera el manual básico de diplomacia que el expresidente socialista no aprendió de Juan Carlos I.