Enrique Peña Nieto explicaba la semana pasada que en 50 municipios mexicanos se han producido un 44% de los homicidios sucedidos durante el primer semestre de 2016. Los dos primeros puestos los ocupan Acapulco, estado de Guerrero, y Tijuana, estado de Baja California.
Justo los días que estaba yo en El Salvador todo el mundo hablaba del asesinato de un joven que se quedó dormido de noche en el autobús, se pasó de parada y se metió en otra colonia. Lo bajaron y ejecutaron. Podía ser para ellos un policía o un miembro de una pandilla rival. Murió por entrar sin autorización en territorio enemigo. Se olvidó de que las paredes hablan, gritan tal vez.
El problema de la inseguridad en América Latina es complejo y debe ser abordado desde múltiples enfoques. Sin embargo, saber que la ciencia y los hacedores de política están trabajando juntos para generar respuestas más eficientes a la violencia, significa que vamos en la dirección correcta. Las experiencias de patrullaje por puntos calientes y sus buenos resultados son prueba de ello.
¿Más policías o mayores esfuerzos en la prevención del crimen? ¿Mejores políticas educativas o más mano dura? La duda ronda la cabeza de los que piensan en cómo reducir la inseguridad ciudadana. Y para América Latina, donde la tasa de homicidios es tres veces mayor que la media mundial, las respuestas son apremiantes.
La inseguridad se ha consolidado en los últimos años como la mayor preocupación de los latinoamericanos, lo cual, a su vez, ha propiciado una militarización creciente, a la vez que preocupante, de la seguridad. Las respuestas siguen siendo eminentemente reactivas, más policiales y militares que de inclusión social.
Un policía quizá diría que se trata de una mente que se caracteriza por una tendencia persistente a vulnerar la ley. Una persona religiosa diría que es una mente opuesta a principios morales y éticos. Un neurólogo señalaría tal vez las anomalías existentes en la configuración cerebral.
Algunas personas son menos cuidadosos con su dispositivo móvil en los lugares públicos en comparación con lo que hacen en su oficina o con sus dispositivos en su casa. Para solucionar este problema, te presentamos tres pasos muy simples que debed seguir para conectarte con seguridad.