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Para jugar a mamás y mamás; o a papás y papás

Para jugar a mamás y mamás; o a papás y papás

No recuerdo exactamente el día en que me senté a escribir El chico de las estrellas. Quizá no hubo un principio en sí, de la misma forma en que no acaba. Sí hay un final, siempre lo hay, aunque éste siempre continúa. Pero si recuerdo el por qué. Me recuerdo hecho trizas.
¿De qué nos sentimos Orgullosos en el Orgullo?

¿De qué nos sentimos Orgullosos en el Orgullo?

Imagina por un momento que no subes fotos a las redes sociales de ese fin de semana tan romántico que pasaste en la playa con tu novio o novia porque tienes miedo de que tus compañeros de trabajo o tu jefe lo sepan y los prejuicios les empañen los ojos. ¿Sabes lo que es dar la mano o un beso a tu pareja en la calle y atraer todas las miradas y, de vez en cuando, un insulto o incluso una paliza?
Demasiado guapa como para ser lesbiana

Demasiado guapa como para ser lesbiana

Ahora que en el campo público de la belleza se hace visible el lesbianismo y la bisexualidad, las fronteras se vuelven más imprecisas. Las mujeres homosexuales dejan de ser las feas, las raras, las amargadas, las que no se depilan, las que querían ser hombres, las que odian a las hombres, las traumatizadas, las que buscan chicas porque ningún chico las quiere.
El viaje de Carla (Antonelli)

El viaje de Carla (Antonelli)

Gracias Fernando Olmeda, gracias Carla, gracias Cristina, gracias a tantas que han quedado en el camino, que habéis luchado por nosotros, que ya sabéis qué significan las ítacas, que seguís luchando infatigablemente por todas.