era tan suave

Capítulo LXV: El superhéroe

Capítulo LXV: El superhéroe

Mister Proper, que como cada mañana después de su regreso había ido a visitar la tumba de su exnovio, se volvió para descubrir a un hombretón de físico impresionante, que iba embutido en un mono azul de superhéroe.
Capítulo LX: La gaviota

Capítulo LX: La gaviota

Al final, las nubes acabaron por disiparse, pero para entonces, el hambre, la sed y el cansancio ya habían empezado a hacer mella en ellos. Habían transcurrido casi cuarenta y ocho horas desde que abandonaran el barco y se sentían realmente cansados.
Capítulo LXIV: Las mucamas

Capítulo LXIV: Las mucamas

Eran las 10 y media de la mañana cuando dos mucamas le abrieron la puerta y le condujeron hasta el jardín de la casa. El corderito estaba pastando apaciblemente en el jardín. Al ver a Mister Proper, se apresuró a saludarle.
Capítulo LXIII: El balneario

Capítulo LXIII: El balneario

Al poco de volver a Marketinia, le prescribieron reposo en un conocido hospital de montaña, de esos a los que iban a recuperarse de sus excesos las estrellas de cine. Llevaba ya tres semanas allí y empezaba a encontrarse físicamente fuerte, aunque psicológicamente seguía muy tocado.
Capítulo LXII: El Príncipe

Capítulo LXII: El Príncipe

Años atrás, cuando Marketinia daba sus primeros pasos, los ciudadanos habían organizado un referéndum para decidir el sistema de Gobierno con el que se regiría su pequeña ciudad-estado. Y optaron por acogerse a la monarquía parlamentaria.
Capítulo LXI: La isla

Capítulo LXI: La isla

Le despertó el agua salada de las olas del mar al salpicarle la cara. Estaba tumbado sobre la arena. Pestañeó. Le dolía todo, pero haciendo un esfuerzo sobrehumano, consiguió incorporarse y descubrió que se encontraba en una playa de aspecto paradisíaco.
Capítulo LIX: Las nubes

Capítulo LIX: Las nubes

La gasolina se terminó dos horas después y tuvo que sustituir el motor por los remos. Mister Proper se despertó con los primeros rayos del amanecer y se ofreció a coger el relevo, pero el capitán declinó su oferta.
Capítulo LVIII: El Gran Jefe

Capítulo LVIII: El Gran Jefe

Una tremenda explosión sacudió el barco. Todos los presentes en la sala rodaron por el suelo. El Celta, sin embargo, fue más rápido que los demás. Aprovechando el desconcierto, se levantó de nuevo, agarró a la niña por detrás y colocó el filo de la espada contra su cuello.
Capítulo LVII: La niña

Capítulo LVII: La niña

¡Estáis cometiendo un grave error! ¿Os creéis que estoy tan loco como para venir sólo a este barco? Hay muchos más polis a bordo -gritó el Capitán Pescanova cuando le esposaron a la cama junto a Mister Proper.
Capítulo LVI: La hoz y el martillo

Capítulo LVI: La hoz y el martillo

La situación era desesperada. El Capitán Pescanova miró a su alrededor buscando algo con lo que defenderse. Unos metros más allá del lugar en que colgaban las espadas, vio otro par de armas: una hoz y un martillo cruzados sobre una bandera roja. Todo sucedió muy deprisa.
Capítulo LV: El contable

Capítulo LV: El contable

Mister Proper avanzó cautelosamente por el corredor. De repente, escuchó voces aproximándose. Le daba pánico encontrarse con alguno de aquellos matones y recibir una nueva paliza, así que abrió la primera puerta que encontró y se metió en un camarote.
Capítulo LIV: Las espadas

Capítulo LIV: Las espadas

En breves instantes, Morgan irrumpiría en la estancia y le apresaría, a menos que... parecía una locura, pero tenía que intentarlo. Sabía que su antiguo rival era un nostálgico irredento y que preferiría mil veces un duelo a la vieja usanza a un ajuste de cuentas contemporáneo.
Capítulo LIII: El león

Capítulo LIII: El león

Mister Proper no tenía reloj, pero estaba seguro de que había transcurrido mucho más que media hora. Dónde estaría ese condenado Capitán Pescanova. ¿Por qué le habría hecho caso? Lo de quedarse en la habitación había sido una idea completamente absurda
Capítulo LII: Morgan

Capítulo LII: Morgan

Al Capitán Pescanova nunca en su vida le había tocado la lotería, pero aquella noche le ocurrió algo muy parecido. En el preciso instante en que Pringles salía del camarote, tuvo el tiempo justo de esconderse y escuchar la voz de Mister Proper.
Capítulo LI: El camarero

Capítulo LI: El camarero

La puerta del camarote volvió a abrirse y un tipo con pajarita y un mostacho modelo mariscal de campo del Imperio Británico en la India apareció en el umbral. ¿Mister Proper, supongo? -preguntó con un marcado acento inglés.
Capítulo L: Los gallos

Capítulo L: Los gallos

El Capitán Pescanova sabía exactamente lo que iba a encontrar dentro del barco. Se había empollado a fondo los planos que le había facilitado Twitter, pero aún así, lo que vio, le dejó sin habla. Aquel yate era impresionante.
Capítulo XLIX: El del café

Capítulo XLIX: El del café

La puerta del camarote se abrió y en el umbral apareció un tío que parecía haber salido directamente de un documental sobre el altiplano andino: bigotón, manta al hombro, sombrero de ala ancha... Y detrás de él, un burro.
Capítulo XLVIII: El alcalde

Capítulo XLVIII: El alcalde

El Capitán se colocó justo detrás de Monopoly, el alcalde de la ciudad. Bueno, más que alcalde, dueño. Se decía de él que la mitad de las calles y plazas, casas, hoteles e incluso varias estaciones de tren, eran suyas.
Capítulo XLVII: La abeja

Capítulo XLVII: La abeja

Tuvo un sueño de lo más extraño. Un sueño en el que era un empresario de éxito, dueño de un enorme holding y miembro de una conocida institución perteneciente a la Iglesia Católica. Todo le iba de maravilla, sus negocios crecían y su familia también.
Capítulo XLVI: El #páj@ro

Capítulo XLVI: El #páj@ro

Twitter. Al Capitán Pescanova no le gustaba demasiado aquel maldito pajarraco de color azul eléctrico. Era un coñazo, pero por otro lado, había que reconocer que se salía haciendo su trabajo. Nadie estaba mejor informado que él.