
gran pantalla



La hora de las grietas
Hacer cine en España no es fácil. A los trances de escasez de producción, falta de inversión y de sistematización se añaden, para algunos sectores, dificultades específicas que vedan aún más el acceso a la profesión cinematográfica. Hay que encajar en el molde, cuadrar en el plan y seguir la corriente porque si no, si decides quebrantar alguna de estas normas y seguir tus propios impulsos, te conviertes en excepción, en fisura, en grieta.

En escena, Lola Herrera
Tengo quince años. Y ella está ahí, sobre las tablas del teatro Campoamor. Ella es ella, Lola Herrera, y ya no lo es. Es Carmen Sotillo, el personaje creado por Miguel Delibes. Pocas veces una actriz ha alcanzado tal nivel de identificación con su personaje. Pero eso, en esos momentos, a mis quince años, aún no lo sé de un modo definitivo. Lo sabré después: con las lecturas, los estudios, las entrevistas con la actriz, las críticas y la visión de la película de Josefina Molina, Función de noche.

Una tarde con Iñárritu
Noviembre de 2003. Preestreno de una película titulada 21 gramos. Yo ya escribía sobre cine, estudiaba y vivía gracias a él, así que me adentré en la sala y me dejé embelesar. La cinta estaba firmada por un cineasta que se había revelado con Amores perros, capaz de desconcertar e hipnotizar en iguales proporciones.












Un vestuario de cine
Los Óscar son la alfombra roja más grandiosa, famosa, petarda e influyente del mundo mundial. Lo malo o lo bueno de trapichear con ropa es que llega este tipo de premios y muchas veces tienes amigos que compiten entre sí, y te impiden ser objetivo. Sandy Powell es mi amiga, maestra y musa; con Paco Delgado hemos compartido tantas cosas... y escuchar a Jenny Beavan mientras cenamos en Madrid es escuchar la historia del cine en carne viva.


