A diferencia de las memorias escritas por los testigos presenciales de los hechos de la Guerra Civil, las novelas y películas sobre la guerra civil de las últimas décadas producen por lo general una decepcionante impresión de ingenuidad. Dibujan un universo de líneas claras y marcados contrastes, de ogros feroces y hadas madrinas, de monstruos depravados y víctimas inocentes.