
Entre los refugiados y los líderes del mundo, una tierra de nadie
En ausencia de un plan global, necesitamos una muestra rápida y decisiva de liderazgo de un núcleo de países dispuestos a asumir la responsabilidad y abordar esta gran tragedia de nuestra época. El cierre de fronteras nunca hará que las personas refugiadas que he conocido en todo el mundo dejen de buscar la seguridad para ellas mismas y para sus familias; sólo las obliga a arrostrar riesgos mayores y a sufrir peores condiciones.