
Zygmunt Bauman, el sabio que identificó esta época como preocupante "modernidad líquida"
Bauman recordó lo básico de nuestros anhelos, que la misma modernidad ha querido maquillar: todo lo que hacemos no tiene otro fin más que la búsqueda de la felicidad, un deseo contaminado por el propio sistema, por la ilusión, por la felicidad prefabricada y en serie que ofrece esta nueva era.