La ampliación de la asistencia humanitaria para una población desplazada que necesita de forma urgente agua y asistencia en saneamiento sigue sin llegar. La población civil está desesperada y no ha recibido ni siquiera lo que se considera el mínimo necesario en estas situaciones de emergencia.
La seguridad no es la razón por la que hemos decidido partir, ni tampoco lo es la presencia de elementos criminales. Lo que borró nuestro último atisbo de esperanza de poder continuar trabajando en el país fue que aquellas mismas partes con las que habíamos estado negociando niveles mínimos de seguridad, fueron las que toleraron y aceptaron ataques contra trabajadores humanitarios.
Por hermanastras se le conjugan la pobreza, los grupos armados, la malaria. Por madrastras, dos, más letales: la indiferencia y el abandono. La República Centroafricana, aquejada por décadas de inestabilidad política, golpes de Estado y ascensos al poder 'manu militari', es la cenicienta de las cenicientas.
La desnutrición y la malaria volverán a golpear a la población de Níger en 2013: esta combinación letal tendrá gravísimas consecuencias en el grupo más vulnerable, los niños menores de 5 años, a menos que se tomen medidas preventivas inmediatas para atajarlas, sin esperar a que la crisis estalle.