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Querida suegra: tenías razón

Querida suegra: tenías razón

Siempre me robaste protagonismo. Les diste todo lo que querían. Nunca les dijiste que no a nada. Doble postre. Chucherías antes de la cena. Unos minutos más en la bañera. ¡Cuánto tuve que luchar por mostrarte respeto a la vez que intentaba que no hicieras de mis hijos unos mimados!