Llega la moda de privatizar el control del tráfico. Como no somos capaces de ordenar el tráfico con corrección, dejemos que otros lo hagan, talonario en mano. ¿El siguiente paso será con pistola al cinto, creando cuerpos privados de seguridad? Ya no hace falta presentar el cadáver del delincuente, basta con una foto de la infracción y la ayuda de los datos informatizados. Y que conste que soy el primero en afirmar que hay que ser intolerante con el infractor, pero no convertir a los ciudadanos en delatores.