Por mucho que yo lo quiera ser todo para mi pareja y mi pareja lo quiera ser todo para mí, unas expectativas así de omnipotentes no son realistas ni sostenibles.
Los medios te hacen creer que jugar con cuerdas es algo limitado al ámbito sexual.En mi caso, es la herramienta con la que me siento empoderada pese a mi discapacidad.
El saludo se ha convertido en una coreografía en la que intentas ponerte de acuerdo con la otra persona: ¿besos sí o no? ¿Antes la seguridad o no parecer borde?