Hay ciertas cosas que me gustaría haber sabido antes de sufrir cáncer; cosas que me habrían permitido ver la posibilidad de un futuro sin relacionarlo con mi pasado, para asimilar el día de hoy, el mañana y el pasado. Si pudiera volver atrás, esto es lo que me diría.
Ni el colegio, ni la medicina, ni los padres tienen en cuenta al niño que sufre, es preferible etiquetarlo y permanecer en zona de tranquilidad. A un TDAH se le médica, se cumple con el curriculum que se ha diseñado para el rebaño y se aguarda a que la edad le borre las heridas.
Nuestras ideas son la base de nuestros pensamientos, nuestros pensamientos son la base de nuestras emociones, y el conjunto de todo ello da lugar a nuestras acciones y al grado de felicidad y sufrimiento que disfrutamos o padecemos en nuestra vida.
El sufrimiento psicológico no termina con la intervención quirúrgica, lo vemos y escuchamos frecuentemente en la consulta. La necesidad de admiración, aceptación o reconocimiento, surgen del temor a ser rechazados, ignorados o menospreciados..., y estos temores no se extirpan en el quirófano.
Para resolver el malestar, una situación que nos hace sufrir, cualquier método basado en el control del pensamiento, es decir, a fuerza de convencerse a uno mismo, no dará resultados profundos ni duraderos. No piensen en positivo, tengan confianza, exploren, descubran y disfruten de entender la vida. No huyan del malestar, aprendan a resolverlo.
Hay días, o parajes, o silencios que asoman cuando estás entre gentes, que invitan a refugiarte en tus pensamientos más íntimos. Esos pensamientos íntimos, escondidos, se vuelven de este modo como una especie de refugio último en donde, muchas veces sin saberlo, buscamos huir del sufrimiento.
A la felicidad aspira todo el mundo, independientemente de raza, cultura, pensamiento, sociedad o lugar escondido del planeta. Solo aquellos que se bastan a sí mismo son capaces de aproximarse.