La franja une Bielorrusia y el enclave ruso de Kaliningrado y si Putin va a por ella dejaría aislados a los países bálticos del resto de miembros de la UE y de la Alianza.
"Rusia pierde la última esperanza de asustar al mundo para que no apoye a Ucrania", valora el ministro de Exteriores ucraniano ante la amenaza del Kremlin.