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La Inmaculada Concepción de Irene Montero

La Inmaculada Concepción de Irene Montero

La transfobia es el pecado original de los tiempos posmodernos, la mancha de la que solo se ha visto liberada Irene Montero en su inmaculada concepción.

Inmaculada Concepción de Murillo.Getty Images

En el plazo de una semana hemos oído a Jaime Mayor Oreja afirmar que "cada vez más científicos defienden el creacionismo y niegan la teoría de la evolución" —he usado las comillas, pero en realidad estoy citando de oído, digo, de oreja—. La eurodiputada Irene Montero ha soltado en una tertulia que hay mujeres con pene, en tono de estar comunicando a la Humanidad una verdad revelada. Víctor Gutiérrez, secretario LGTBI del PSOE, se enfada porque quiere ser el secretario LGTBIQ+, no compares. Y hoy domingo los católicos celebran el dogma de la inmaculada concepción, que, en vulgata, viene a decir que todos los seres humanos nacemos con pecado. ¿Todos? No. En una pequeña aldea de Palestina, a una mujer llamada María le convalidaron el pecado original en atención a los servicios que iba a prestar en el futuro, dando a luz a dios.

No es el único dogma de fe mariológico. Otro de ellos asegura que María fue siempre virgen: antes, durante y después del parto de su único hijo. El "durante" no lo he añadido yo al Dogma de la Virginidad Perpetua, sino que fue enfatizado en el Concilio de Letrán allá por el siglo VII. Incluso en el mismo momento en el que el neonato Jesús recorría el canal del parto, el himen mariano se encontraba intacto. Mil cuatrocientos años después, concretamente la semana pasada, un varón aspirante a bombero madrileño ascendió en cuerpo y alma cien puestos en las oposiciones al declararse mujer, pasando de no tener plaza a tenerla, o, lo que es lo mismo, haciendo que otro aspirante pasase de tener plaza a no tenerla. La estirpe de Máximo el Confesor es alargada y reúne bajo su manto a los teóricos queer y a Mayor Oreja.

Todo es fruto de un inmenso porquesí. Dios creador se tomó el delicado trabajo de modelar una a una cerca de cien mil especies de arañas. Y el individuo autodeterminado del neoliberalismo se autocrea más de cien géneros sexuales, la nueva alma voluntarista y arbitraria. Que nadie pregunte el porqué de las cosas, sea qué hay en el + que no esté ya en la Q, o sea en qué consisten las maculadas concepciones de los individuos que no somos la Virgen María. La transfobia es el pecado original de los tiempos posmodernos, la mancha de la que solo se ha visto liberada Irene Montero en su inmaculada concepción. Murillo hubiera pintado a la líder de Podemos con sus manos unidas sobre el pecho, una saya blanca, un gran manto azul, arrebatada entre querubines y pisando la luna y la serpiente.

Dijo Chesterton "cuando la gente deja de creer en el catolicismo, empieza a creer en cualquier cosa". Y dijo Houellebecq, "mi generación dejó de creer por el mismo motivo por el que la generación de mis padres creía: porque sí". El pensamiento —bueno, pensamiento...— woke es hijo de la herejía cátara y nieto del gnosticismo, y contra él se revuelven las siniestras figuras de los mayores orejas, más cerca del evangelismo de lo que creen —¿qué le diría don Jaime a Georges Lemaître, sacerdote católico, profesor de física de la Universidad de Lovaina y descubridor del big bang?—. La única crisis de fe actual es la de la sobreabundancia de religiones. En cualquier caso, a los ateos no nos faltan cosas que celebrar este ocho de diciembre: no todas las generaciones han tenido el privilegio de contemplar en directo cómo enloquece la sociedad.

El HuffPost recuerda a sus lectores que no asume como propias las opiniones o posiciones ideológicas que sus colaboradores publican o promueven a través de sus artículos.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Licenciado en Filosofía y doctor en Psicología. Es profesor titular de Psicología Clínica de la Universidad de Oviedo desde antes de que nacieran sus alumnos actuales, lo que le causa mucho desasosiego. Durante las últimas décadas ha publicado varias docenas de artículos científicos en revistas nacionales e internacionales sobre psicología, siendo sus temas más trabajados la conformación del yo en la ciudad actual y la dinámica de las emociones desde una perspectiva contextualista. Bajo la firma de Antonio Rico, ha publicado varios miles de columnas de crítica sobre televisión, cine, música y cosas así en los periódicos del grupo Prensa Ibérica, en publicaciones de 'El Terrat' y en la revista 'Mongolia'.