¿Qué liderazgo quiere ejercer Trump?
A la cabeza de la lista de invitados a la investidura están los líderes que más expresamente se han alineado con el presidente republicano.

El próximo lunes, 20 de enero, tendrá lugar la investidura de Donald Trump como el 47 presidente de los Estados Unidos. Este evento se celebrará con la mayor solemnidad en la fachada oeste del Capitolio de los Estados Unidos, en Washington D. C., y a él asistirán lo más granado de los cargos institucionales, pasados y presentes, del país, así como un nutrido de invitados de todo el mundo, convocados expresamente para la ocasión por quien regresará a la Casa Blanca para cumplir un segundo mandato tras el frustrante interregno de Biden.
Es obvio que la selección de invitados internacionales efectuada por el propio presidente entrante tiene un evidente interés político, ya que nada queda al azar en estas trascendentales ocasiones. Y puesto que no hay pautas abstractas que expliquen las preferencias, será ilustrativo examinar las identidades de los afortunados porque del conjunto de todos ellos se desprenderán en alguna medida tanto las preferencias del nuevo presidente cuanto la distribución del desdén que quiera poner de manifiesto. Todo ello a pesar de que el Departamento de Estado insiste en que semejante escrutinio no arroja resultados significativos, y en todo caso no es frecuente que asistan a ellas jefes de Estado o de gobierno de otros países.
Pero vayamos al grano: a la cabeza de la lista de invitados están los líderes que más expresamente se han alineado con el presidente republicano, como la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el argentino Milei, el populista al estilo Trump que ganó la presidencia de Argentina en 2023. Este último, promocionado como un "titán de la reforma económica" en un programa para un "Baile Inaugural Oficial Hispano" previo a la inauguración, confirmó su asistencia hace un mes. Meloni no ha asegurado su presencia, aunque ella ha sido ya recibida recientemente, después de la victoria de Trump, en la residencia de Mar-a-Lago.
Trump invitó al líder chino Xi a la toma de posesión el mes pasado. La solicitud señaló la “voluntad de Trump de tener un diálogo abierto” con Xi, dijo a Fox News la secretaria de prensa entrante de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. El ofrecimiento sorprendió también a los chinos: la embajada de Beijing en Washington aún no ha confirmado si realmente recibió una invitación oficial para que Xi asistiera, o si Xi respondió. El Financial Times informó la semana pasada de que en nombre de Xi viajarán muy probablemente a Washington el vicepresidente Han Zheng y el ministro de Asuntos Exteriores Wang Yi.
Subrahmanyam Jaishankar, ministro de Asuntos Exteriores de la India, asistirá en representación de su país, mientras que el ministro de Asuntos Exteriores de Japón, Takeshi Iwaya, hará lo propio.
Pero para nosotros, lo más curioso es el elenco de invitados europeos a la ceremonia. Lo más llamativo es que no ha sido invitada Ursula von der Layen, la presidenta de la Comisión, en cierto modo la primera representante de Europa. Ya se ha mencionado la invitación a la italiana Meloni, a quien hay que añadir a Viktor Orban, primer ministro húngaro, admirador confeso de Putin, quebradero de cabeza para los miembros ortodoxos de la Unión.
Por el Reino Unido, los invitados han sido la embajadora británica en Estados Unidos, Karen Pierce, y el líder del Partido Reformista, Farage, líder de la extrema derecha y cabeza que fue de los promotores del Brexit. A pesar de un altercado público con Musk, aliado cercano de Trump, Farage ha confirmado su asistencia.
Por Francia, lo más llamativo es que no han sido invitados Marine Le Pen, tres veces candidata a la presidencia de Francia y líder de RN, el gran partido de la extrema derecha, ni su protegido Jordan Bardella. Una posible explicación de tal desaire es que Le Pen y Bardella no han elogiado vehementemente al presidente electo. Los invitados franceses han sido el embajador de París en Washington, Laurent Bili, y el político antiinmigración y autor del bestseller apocalíptico “El suicida francés”, Zemmour, junto a su pareja, la diputada europea Sarah Knafo.
Por Alemania, Trump ha abierto sus brazos a la extrema derecha y a la lideresa de AfD, Alice Weidel, quien cederá su lugar al colíder del partido Tino Chrupalla. Los conservadores alemanes envían a Jürgen Hardt, portavoz de política exterior de la Unión Demócrata Cristiana, y también estará presente el enviado de Berlín a EE.UU., Andreas Michaelis.
Por España, como es ya conocido, la estrella invitada ha sido Santiago Abascal, líder de VOX, presidente del partido de extrema derecha Patriotas Europeos, que incluye a miembros de 11 países de la UE y tiene 86 eurodiputados en el Parlamento Europeo. Por Portugal acudirá André Ventura, líder del partido populista de derecha, Chega, y por Polonia ha sido invitado el anterior primer ministro, Morawiecki, quien trajo de cabeza a la UE por sus atentados contra le estado de derecho en su propio país.
Días pasados, el periódico conservador español ABC publicaba destacadamente que Pedro Sánchez no ha sido invitado a la investidura de Trump mientras que sí lo ha sido Abascal. La extrañeza era comprensible pero aquella información, redactada en tono crítico para Sánchez, era un disparate. Y el hecho de que Trump, en este destacado día, se reúna con una patulea de extremistas de todo el orbe, es en realidad una tragedia que nos debería preocupar a todos. Con estos mimbres, la polémica globalización puede convertirse en un oscuro adefesio.