Economía española: el día de la marmota

Economía española: el día de la marmota

El mayor problema de la economía española está en su estancamiento-recesión y su impacto sobre el empleo. Las previsiones de nuestra economía siguen siendo negativas y la tasa de desempleo en España sigue en cotas nunca vistas.

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Después de un año justo del nacimiento de nuestro blog sobre Economía, repasando nuestros primeros posts sobre los temas candentes del momento, tengo la sensación de estar viviendo en la piel de Bill Murray en un particular día de la marmota de la economía que está durando demasiado tiempo.

Si allá por el verano de 2012 las tertulias de los entendidos (y no tan entendidos) en economía versaban sobre la situación de la prima de riesgo, sobre las participaciones preferentes o sobre la morosidad del crédito, un año después nos encontramos con que la prima de riesgo sigue rondando los 300 puntos básicos sobre la alemana, con que la situación de muchos de los preferentistas de las entidades intervenidas aún no se ha solucionado y con que la morosidad del crédito sigue aumentando.

El mayor problema de la economía española está, en todo caso, en su estancamiento-recesión y su impacto sobre el empleo. Las previsiones de nuestra economía siguen siendo negativas (-1,5% de Funcas, -1,6% del FMI o -1,7% de Afi) y la tasa de desempleo en España sigue en cotas nunca vistas (26,3% según los datos de la EPA del pasado jueves). Y, por si fuera poco, nuestros poderosos amigos de Europa no acaban de dar con el nuevo plan Marshall (plan Merkel...) que nos pueda sacar del atolladero. De hecho, la obcecación de Europa por las políticas de austeridad (con amigos así quién necesita enemigos) parece haber sido una de las razones por las que todavía estamos como estamos.

Y es que las políticas de austeridad dirigidas al control del déficit marcadas desde Bruselas a los países con ayudas están siendo una pesada losa para el crecimiento económico. El gasto público es una de las partidas que suman en el producto interior bruto del país, (de hecho el 46,7% del PIB español en 2012 fue debido a la inversión pública) con lo que un recorte en esta partida, inevitablemente tiene un efecto negativo en la economía a corto plazo. Se supone que a medio plazo se produce una distribución eficiente de recursos en la economía que hace que el PIB crezca de nuevo, pero de momento está por ver si llegará. Y mientras el número de parados es de casi 6 millones de personas.

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Y a esta foto macroeconómica hay que añadir el problema del crédito en España, donde las entidades financieras han cortado el grifo de la financiación y estamos ya en niveles de enero de 2007, con una caída del saldo de los préstamos de casi el 19% desde el máximo de diciembre de 2008. El miedo a que aún no se salga de la recesión y que, por tanto, la morosidad aún crezca más, hace que los bancos prefieran invertir sus recursos en productos menos arriesgados y con buena rentabilidad (como bonos del Tesoro), en vez de conceder créditos para la compra de vivienda o, sobre todo, para financiar a las pymes, las grandes perjudicadas. De hecho, la solución a la falta de crédito a las empresas es una de las principales preocupaciones de las instituciones y el BCE maneja distintas alternativas para solucionarlo, como ya mencionamos en el post sobre titulizaciones. La sensación, no obstante, es que las soluciones llegan ya tarde y muchos se preguntan para qué sirve rescatar bancos si luego no reactivan la economía con créditos (aunque sobre las razones para rescatar bancos hay mucho que decir y os hablaremos la semana que viene).

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Un año después, por tanto, y aunque se han tomado decisiones importantes en materia económica, como la creación del banco malo, la reestructuración de las entidades con problemas o la reforma laboral, entre otras, no parece que estemos cerca de salir de la crisis. La sabiduría popular señala aquello de que "no hay mal que cien años dure", pero también añade lo de "ni cuerpo que lo resista". Habrá que resistir y confiar en que, como la marmota Phil, algún día la economía española, más pronto que tarde, deje de ver su sombra y volvamos a la senda de la expansión.