El Sam Shepard del que nos enamoramos

El Sam Shepard del que nos enamoramos

El actor Sam Shepard (1943-2017) en una imágen de 2014Getty Images

Recuerdo aquel tiempo lejano, huyendo de las clases más aburridas, bebiendo un café detrás de otro y charlando hasta que aparecía la noche y determinaba que era el momento de volver a casa. A la casa de nuestros padres, naturalmente. Estábamos descubriendo la vida, la literatura, el cine, el teatro, la música, pero, sobre todo, estábamos descubriéndonos a nosotros mismos.

Fue en aquel tiempo de juventud, antes de algunas turbulencias, cuando apareció en nuestras vidas aquel libro que no se parecía en nada a todo lo que habíamos leído anteriormente. No eran poemas, no eran canciones, no eran pequeñas prosas, y, sin embargo, claro está, era todo eso. La soledad, el amor, la luna, las estrellas y todos aquellos parajes solitarios de una América que proyectábamos llegar a conocer un día no demasiado lejano. Una América que, si nos fijábamos bien, casi podíamos ver desde nuestras ventanas, siempre de noche.

'Crónicas de motel', de Sam Shepard, aquel notable actor que se había enamorado de nuestra actriz favorita durante el rodaje de 'Frances', Jessica Lange. Ella, Lange, daba vida a una rebelde, también actriz, Frances Farmer, que llegó a obsesionarnos precisamente por eso, por su rebeldía. Lange estaba perfecta en aquel papel (creo que Lange ha estado perfecta en todos los papeles de su larga carrera, sin excepción), la juventud (nada nuevo) pasó a mejor vida y aquel libro publicado por Anagrama, hoy tan manoseado, no tardó en convertirse en un pequeño clásico. Y ahí sigue.

Un mosaico de vidas, sensaciones, evocaciones, recuerdos, mujeres, pastillas para el corazón, estados de ánimo y la presencia constante del padre

Sam Shepard seguía compaginando la escritura con la interpretación y la relación con Jessica fuera y dentro de la pantalla. Todas las obras de teatro que iba escribiendo fueron otorgándole premios y reconocimiento: pronto le nombraron el sucesor de Tennesse Williams. Y continuó escribiendo relatos sobre aquella América que nos había cautivado y donde el trasfondo autobiográfico siempre estaba presente. Posiblemente, en este sentido, las historias que conforman 'El gran sueño del paraíso' constituyan sus relatos más redondos y depurados.

Ahora, también en Anagrama, casi un año después de su muerte, se publica 'Yo por dentro', su primera novela, con un espléndido prólogo de su amiga Patti Smith. (Leer ese prólogo es regresar a las fotografías de aquellos dos jóvenes caminando por el Nueva York de los setenta: dos jóvenes rabiosamente ansiosos por dar a conocer al mundo su talento, su misterio). Un mosaico de vidas, sensaciones, evocaciones, recuerdos, mujeres, pastillas para el corazón, estados de ánimo y la presencia constante del padre. Los temas esenciales de su obra encadenados por la mirada de quien observa el mundo que le rodea con una especie de inevitable melancolía y de cierto cansancio (también inevitable, supongo).

Pasado y presente, realidad y ensoñación (¿dónde está el límite entre una y otra?), amor y sexo (de nuevo ellas, las mujeres: y sobre todas ellas, la mujer con la que compartió casi treinta años de su vida, a la que sigue echando de menos). Todo está revuelto y todo está en su sitio. Todo pasa y todo queda. Todo está atado y bien atado. Con brillantez, poesía, desgarro, lucidez y sabiduría. No podía dejarnos mejor legado. Sam Shepard en estado puro. El Sam Shepard del que nos enamoramos. Una constante en nuestras vidas. Como si no hubiesen pasado más de treinta años. Y sin embargo...

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