El conflicto no es un comportamiento asocial (I)

El conflicto no es un comportamiento asocial (I)

Los animales también tienen conflictos y utilizan diversas maneras de resolverlos, al igual que hacemos los humanos. Por ejemplo, lo delfines, tras un episodio agresivo, si quieren reparar la relación, se frotan suavemente un cuerpo contra el otro. Los macacos dorados, se dan la mano y abren la boca en señal de amistad.

El ser humano es una especie muy sociable, pero la vida en grupo no siempre es fácil para nosotros. Aunque las ventajas son innumerables, como por ejemplo defenderse de depredadores, cooperar en la obtención de alimentos y ahorrar en recursos, de manera simultánea también existe un riesgo de ser explotado o engañado por otros miembros. Para paliar los efectos negativos de la vida en colectivo, entre otros mecanismos sociales, surgieron los conflictos como medio para dirimir las diferencias de intereses existentes entre los individuos integrantes de una sociedad. De manera paralela, debido a que estos conflictos podían desintegrar al grupo, surgieron también mecanismos para su resolución. Por esta razón, concluir que el conflicto es una conducta anti-social, como muchos expertos han tratado de trasladarnos durante décadas, es un argumento totalmente erróneo.

Los animales también tienen conflictos y utilizan diversas maneras de resolverlos, al igual que hacemos los humanos. Por ejemplo, lo delfines, tras un episodio agresivo, si quieren reparar la relación, se frotan suavemente un cuerpo contra el otro. Los macacos dorados, se dan la mano y abren la boca en señal de amistad. Los chimpancés, se abrazan y se besan, comportamiento este que se cree que procede del traspaso de comida boca a boca. Pero también se ofrecen la mano abierta como hacemos los humanos. Este gesto simboliza el llevar las manos descargadas, garantizando al contrario que no se poseen piedras o palos.

Resolución de conflictos en primates (Fotos de Frans de Waal) from Pablo Herreros Ubalde on Vimeo.

Algunos chimpancés, tras una pelea, suelen mantenerse cerca, muy al contrario de lo que cabría esperar de dos rivales. Esta proximidad física favorece la resolución de conflictos. En una investigación, se tomaban datos sobre el número de interacciones que parejas de chimpancés realizaban para cooperar el uno con el otro. Luego, se esperaba a que tuvieran un conflicto entre ellos y lo resolvieran. Seguidamente, se continuaba tomando datos sobre la tendencia a ayudarse. Los resultados mostraron que la cooperación era más intensa tras el problema y su resolución de lo que lo era antes. La relación había salido reforzada del conflicto. Esta sensación de una amistad más intensa de lo que se percibía antes de tener un problema es muy frecuente entre las personas.

Para aquellos que creen que la violencia es un asunto genético o una cuestión de especie, algo que también hemos aprendido de los animales es que la habilidad para resolver conflictos se puede aprender por observación. En un experimento, se trasladó un papión -una especie de primate bastante agresivo-, a la instalación de un grupo de macacos dorados - una especie con gran tendencia a la resolución-. Tras varias semanas, el papión aprendió a comportarse como un macaco: daba la mano y abría la boca como hace esta especie cuando "hacen las paces".

Pero también existen otros mecanismos para evitar los conflictos y evitar así las confrontaciones de las que uno puede salir herido de gravedad. El miedo mutuo es una estrategia muy usada por los primates, tanto humanos como no-humanos. Para llegar a este punto, se realizan demostraciones de fuerza cuyo objetivo es disuadir al contrario de una pelea real. Con este fin, los chimpancés realizan unos rituales en los que arrancan ramas, aceleran el ritmo, levantan piedras, etc. Este tipo de representaciones también son muy comunes entre los humanos. Los desfiles militares, los puñetazos sobre la mesa o el romper cosas cuando estamos en una discusión son patrones de comportamiento con un mismo objetivo: disuadir a posibles oponentes. Este mecanismo fue el utilizado durante la guerra fría tanto por Estados Unidos como por la Unión Soviética.