Evolandia o cómo ver Operación Palace sin rasgarse las vestiduras

Evolandia o cómo ver Operación Palace sin rasgarse las vestiduras

Lo que Évole hizo no fue engañarnos, porque casi desde el minuto uno se vio que aquello no iba de engaño, sino de juego "Wellesiano" siguiendo el modelo de La guerra de los mundos, pero además dándonos pistas para que supiéramos que el camino no nos llevaba a la realidad, sino a Evolandia.

Soportamos las mentiras, pero no toleramos la ficción. Ficcionar un hecho histórico no es lo peor que un programa de televisión puede hacer. Incluso podría decir que no es necesariamente malo. La ficción de Operación Palace no ha sido ni más ni menos que un juego televisivo muy bien pensado y realizado. Un programa casi perfecto. Uno de esos productos televisivos a los que Jordi Évole nos tiene acostumbrados. La verdad es que no entiendo las críticas y entiendo menos a los que las hacen. Dicen que no les parece serio lo que ha hecho Évole. Que no les parece bien que se "juegue" con un hecho histórico tan grave. Y yo me pregunto entonces ¿Qué es lo que tenemos que hacer? ¿Quizás construir un monumento al 23-F y no tocarlo nunca, ni nombrarlo, ni citarlo, ni hablar jamás de él? ¿Eso sería más progresista y más moderno? Me suena a lo mismo que dijo el ex Ministro Eduardo Serra, quien afirmó que no debían abrirse las fosas donde yacen miles de víctimas inocentes del franquismo, asesinados por defender el Estado de derecho (la República) del que él habló en el programa. El prefería que no se abrieran porque según él no merecía la pena, porque siempre había que ir hacia delante y no mirar tanto hacia atrás, afirmó.

Lo que hizo Évole fue construir una ficción, no una mentira. Mentiras son las que cuentan la mayoría de los informativos de las televisiones de este país, que en lugar de contar las cosas tan graves que están pasando en España desinforman y ficcionan la realidad a su antojo. Y digo ficcionar por no decir que mienten como bellacos, construyendo una realidad paralela, un "Mundo feliz" desde el que manipularnos, para que tengamos la sensación de que no pasa nada. Para que no conozcamos el enorme número de personas que están perdiendo sus puestos de trabajo. Para que no sepamos cuantas personas están perdiendo sus casas o para mantenernos ignorantes y pasivos sobre los muchos derechos que todos estamos perdiendo a marchas forzadas con cada nueva ley de este Gobierno. Un Gobierno que podríamos definir sin paliativos ya, tras más de dos años de destrucción masiva, como de ultra derecha. Si hasta a Marine Le Pen le parece excesivamente restrictiva la Ley del aborto que pretende imponer Gallardón con la complacencia de la mayoría del PP...

El Gran Wyoming lo explica muy bien al comenzar cada día su programa El Intermedio: "Ya conocen las noticias, ahora les contaremos la verdad". Pero la verdad en España es un bien muy caro y eso es lo que Évole, con sutileza e inteligencia, ha tratado de explicarnos. Sólo que muchos de nosotros somos tan burros que no somos capaces de entenderle de tan acostumbrados a la manipulación como estamos.

A muchos televidentes, a muchos ciudadanos (o al menos a unos cuentos) no les ha gustado nada lo que hizo Évole al "jugar" con el 23-F y sin embargo muchos de ellos -y de nosotros- soportamos estoicamente las mentiras que a diario ofrecen los informativos de TVE, los de Telemadrid o las que decían en la Televisión valenciana. Soportamos las mentiras que dicen los políticos. Soportamos los sueldazos que cobran los mismos banqueros que nos han llevado a la ruina. Soportamos los privilegios de la Familia Real y sus turbios negocios. Soportamos hasta el vómito la chulería de Gallardón o la violencia del Ministro del Interior que está provocando docenas de muertes de inmigrantes en Ceuta. Soportamos los maltratos de la policía cuando nos manifestamos en nuestras calles. Soportamos a una alcaldesa "cup of coffee" que acaba de convocar un concurso internacional para reformar de nuevo la Puerta del Sol de Madrid (que fue reformada hace bien poco) y de esa forma evitar que los ciudadanos puedan usar la plaza para manifestarse. Soportamos los áticos comprados de forma poco transparente. Soportamos que nuestros políticos tengan dinero en Suiza, sin que además sepamos de dónde ha salido este dinero y soportamos que el partido que Gobierna nuestra nación se haya estado financiando presuntamente con dinero cobrado mediante comisiones durante años y años y que muchos de sus dirigentes, a los que se les llena la boca con las palabras "recorte" y "austeridad" hayan estado cobrando presuntamente durante años sobresueldos sin que millones de indignados se echen a la calle para pedir, cómo mínimo, sus cabezas.

Los españoles somos unos seres que parecemos de otro planeta y así nos va. Somos capaces de soportar que nos vejen, nos insulten, nos manipulen, nos engañen o nos roben y sin embargo no soportamos que un genio de la televisión, como sin duda lo es Jordi Évole, cree una ficción televisiva sobre un intento fallido de golpe de estado llamado 23-F. Su programa Operación Palace, queridos amigos, sólo ha sido la demostración palpable de que nos preocupa más el mundo de la ficción que el de la realidad. Es más yo diría que vivimos en un mundo de ficción que ha usurpado la realidad, de tan surreal como resulta todo lo que está sucediendo desde hace años en España. Quizás por eso haya tantas personas ofuscadas con el programa. Pero Operación Palace sólo pretendía hacernos ver cuan fácil es manipular a una sociedad. Cuan fácil es engañar desde la televisión, como realmente hacen tantos y tantos todos los días, pero los malos además tratando de convencernos de que lo que dicen es verdad, de una manera interesada.

Sin embargo lo que Évole hizo no fue engañarnos, porque casi desde el minuto uno se vio que aquello no iba de engaño, sino de juego "Wellesiano" siguiendo el modelo de La guerra de los mundos, pero además dándonos pistas para que supiéramos que el camino no nos llevaba a la realidad, sino a Evolandia. Lo que él hizo sólo fue hacer buena televisión. Como demuestra cada domingo a las 21:30 desde la Sexta con Salvados. Una joya televisiva que ningún español decente e inteligente debería perderse. Un programa que me aporta el oxígeno necesario para soportar las mentiras que dicen el resto de cadenas (sobre todo los informativos, pero no solo) durante la semana. Enormes mentiras que, estas sí, pocos se atreven a denunciar.