Ya está bien... (sobre la insoportable homofobia de la Iglesia)

Ya está bien... (sobre la insoportable homofobia de la Iglesia)

Ya está bien de que la Iglesia opine de todo y sobre todo. Debería manifestarse únicamente sobre asuntos relacionados con su fe y su religión y no inmiscuirse en los asuntos terrenales, que por lo visto tanto le inquietan. Ya está bien de que la Iglesia monopolice los ritos sociales: los matrimonios, los bautizos, los entierros...

Ya está bien de escuchar barbaridades como:

"Hoy se puede decir que en gran medida, la familia ha quebrado y, especialmente en las generaciones jóvenes, algo que no ha pasado ni en los peores momentos como la I Guerra Mundial". Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española.

Ya está bien de que la Iglesia opine de todo y sobre todo. Debería manifestarse únicamente sobre asuntos relacionados con su fe y su religión y no inmiscuirse en los asuntos terrenales, que por lo visto tanto le inquietan

Ya está bien de que estén continua y machaconamente en contra de los derechos del colectivo de gays, lesbianas y transexuales.

Ya está bien de que la Iglesia monopolice los ritos sociales: los matrimonios, los bautizos, los entierros... apostemos por ceremonias laicas para sustituirlas, como ellos sustituyeron con los suyos los antiguos ritos paganos.

Ya está bien de que los Gobiernos, durante la ceremonia de la jura del cargo, juren o prometan la Constitución delante de una Biblia o ante un Cristo. Los políticos la fidelidad nos la deben a los ciudadanos, no a una religión que debería ser un asunto privado.

Ya está bien de que les parezca mal que nos casemos y contradictoriamente nos acusen de promiscuos y viciosos.

Ya está bien de ver lo mucho que les interesa el sexo -sobre todo el nuestro- más que ningún otro problema de los que tiene hoy día nuestra sociedad: la corrupción política, el paro, los desahucios, la avaricia imparable de los bancos...

Ya está bien de escuchar homilías homófobas retransmitidas por la Televisión pública.

Ya está bien de tener que ver que debajo de sus buenas palabras esconden todo tipo de delitos, con absoluta impunidad, y sin que la mayor parte de las veces acaben en los Tribunales de justicia.

Ya está bien de que las mujeres, que tanto han hecho por la prosperidad de la Iglesia, sigan relegadas a un papel secundario que únicamente viene determinado por su género y no por su capacidad.

Ya está bien de que en todo el mundo no cesen de denunciar a la Iglesia por casos de pederastia y sin embargo aquí apenas existen denuncias ¿Por qué será?

Ya está bien de que la Iglesia expulse a sacerdotes homosexuales, pero no a sacerdotes heterosexuales y practicantes activos de sexo ¿Por qué esta discriminación?

Ya está bien de permitir que la Iglesia despida a profesores de religión que según ella no se ajustan a sus directrices.

Ya está bien de este clima de intolerancia que propagan con sus discursos incendiarios en los que nosotros -homosexuales, lesbianas y transexuales- somos sus víctimas predilectas, aunque no únicas.

Ya está bien de ver que la Iglesia no denuncia a los bancos que echan a la gente de sus casas y que nunca se ponga del lado de los débiles -como dicen hacer- sino que por el contrario siempre esté del lado del vencedor, del rico y del poderoso.

Ya está bien de que reciban 10.000 millones de nuestros impuestos y que ese dinero no tenga ningún control por parte del Estado ni ningún tipo de fiscalidad.

Ya está bien de que la Iglesia esté exenta de pagar el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI)

Ya está bien de que la Iglesia tenga el derecho a inmatricular (registrar a su nombre) en España cualquier inmueble que no tenga propietario y que de ese modo se esté adueñando de miles de edificios y terrenos repartidos por todo el país.

Ya está bien de tener que asistir en silencio a sus sermones, plagados de mensajes de odio, mientras que se mantienen indiferentes a los problemas reales de las personas... la Iglesia parece hoy más que nunca un longevo residuo del pasado, una heredera del viejo Imperio romano, que inexplicablemente ha logrado traspasar la barrera del tiempo y del espacio.

Ya está bien de pagarles la Jornada Mundial de la Juventud, con varias partidas a cargo del erario público, y con la que complican la vida de los ciudadanos.

Ya está bien de que la Iglesia se mantenga con nuestros impuestos. Es hora de que los creyentes sean quienes paguen sus gastos.

Ya está bien de tantas demostraciones de poder como lleva a cabo la Iglesia y de permitir que se inmiscuya en los derechos de las mujeres, en el aborto o la homosexualidad y sin embargo guarde silencio contra los numerosos recortes que se están llevando a cabo y que están socavando brutalmente la calidad de vida de esas familias que tan ardientemente dicen defender.

Ya está bien de soportar tantas vejaciones. ¿No hay forma de poner fin a tanta injusticia y a tal dispendio de dinero público para fines propios? Todos somos víctimas de la crisis menos ellos.

Ya está bien de soportar sus insidias y sus insultos. Ya está bien...