Cómo ayudo a mis mellizos de dos años a ser más autónomos

Cómo ayudo a mis mellizos de dos años a ser más autónomos

Jill Lehmann Photography via Getty Images

Ser padre significa guiar a tu hijo hasta convertirse en un futuro adulto autónomo y responsable. Cuando eres niño, significa que te ayudan a ganar confianza en ti mismo, a ganar seguridad y a desarrollar un sentimiento de pertenencia a la familia. Cuando eres padre (¡y más de mellizos!), para mí consiste en ir ganando progresivamente un valiosísimo tiempo. Por supuesto, a veces tendemos a hacerlo todo por ellos. Pero aunque nos guste ("aaay, mi cachorrito me necesita"), así no los estamos preparando para cooperar con nosotros más adelante. Para mí, fomentar la autonomía de los menores de 2 años es posible. Desde los 18 meses (más o menos, claro, todo depende del ritmo del niño), podemos conducirle, paso a paso, poco a poco, hacia las primeras fases de la autonomía. Estos son mis tres momentos clave para estimular la autonomía de mis hijos de menos de 2 años:

En las comidas

Deberían ser un momento perfecto para compartir con los padres. Pero sí, es importante armarse de paciencia. Prepararse para repetir 400 veces lo mismo. Y, sobre todo, aceptar que no todo saldrá a la perfección (y asumir el momento en que te encuentras puré de hace dos días pegado a la pata de la silla). Pero no olvidemos que perder el tiempo hoy es ganarlo mañana (¡sí, sí!). Y como la oportunidad de las comidas surge una y otra vez, es un formidable terreno de aprendizaje.

Comer solo significa ser grande de verdad. Enseñar con paciencia a nuestros hijos cómo hacerlo (aceptando que van haciéndose mayores) funciona. Para empezar, porque les encanta imitarnos. Enséñale a tu hijo el gesto y tratará de reproducirlo. En el caso de mis mellizos, su relación con la comida es muy diferente. Para el niño es una verdadera pasión (le encantan los platos caseros de papá); para la niña es un poco anecdótico. Os podéis imaginar quién ha aprendido a comer solo con la cuchara... Mi hijo desde el principio fue muy aplicado y su aprendizaje fue más bien sencillo. A mi hija le está costando más, pero cada uno a su ritmo.

Les he enseñado a quitarse el babero y a dejarlo sobre la mesa cuando terminan de comer. Al principio, lo tiraban al suelo de forma violenta. Ahora son un poco más sutiles y se lo quitan (casi) con delicadeza.

Después de la comida les doy un pañuelo de papel o una servilleta y ellos solitos se limpian la boca. Por supuesto, en función de las trayectorias de llegada de las cucharas, a veces es necesario repasar por encima (todavía no llego a entender por qué no les molesta tener un trozo de zanahoria pegado a la mejilla).

¡Para ellos es un juego! Y para mí, una cosa que me ahorro. Dos por uno. Después de habérselo enseñado dos o tres veces, enseguida adoptaron el gesto de pasar un pañuelo por la mesita de su trona. Incluso se han dado cuenta de que con agua es más divertido. Desde entonces, cuando vierten agua al suelo, tienen el reflejo de limpiarlo ellos mismos. Así cada miembro de la familia contribuye a la limpieza de la casa.

Desde que les salieron los primeros dientes, les puse un cepillo entre las manos para que lavárselos fuera como un juego. No voy a mentir: no todo está aprendido, por el momento... pero estoy convencido de que es una buena costumbre para el futuro.

En cuanto a la ropa

La ropa es también un buen vector para fomentar la autonomía de los niños menores de 2 años. Puede ser divertido y, sobre todo, menos arriesgado y sucio que las comidas.

Consiste en que hagan lo que hacemos los padres, que en cuanto entramos en casa, nos quitamos los zapatos y los colocamos. Si no has cumplido los 2 años, este gesto no resulta tan evidente, pero los niños son capaces de colocarlos o de ir a buscarlos cuando es hora de salir. Prepara un espacio a la entrada donde colocar el calzado, tanto de los adultos como de los niños. Mis mellizos ya lo hacen sin problema y de forma natural.

Antes de aprender a vestirse, me pareció más sencillo enseñarles a desvestirse. Obviamente, con menos de dos años no son completamente autónomos en este aspecto. Mi hija es mucho más hábil y ya casi sabe desvestirse ella sola (de paso, aprovechamos para aumentar su vocabulario. ¡Aprendió a decir "medias" antes que "comer"!)

Saber quitarse la ropa está bien, pero dejar en su sitio lo que esté sucio es incluso mejor. Puse a su disposición cubito accesible para que puedan dejar ahí su ropa del día. Eso también es como un juego para ellos, y les encanta hacerlo solos. Para mí, otra cosa menos que hacer.

En el día a día

Otro momento en el que los padres pueden ayudar a los hijos de menos de 2 años a desarrollar su autonomía es en los pequeños gestos del día a día.

Antes de irse a la cama, he conseguido introducir un pequeño ritual en el que los mellizos colocan sus juguetes y sus libros. Sinceramente, no siempre salgo ganando. Pero creo que la tasa de éxito está en un 80% de las veces. No está mal, ¿no? Con buenas formas les pido que lo ordenen y yo les ayudo. Lo hacemos de modo "divertido" para que no suponga una obligación, y funciona.

Hay unas bolsitas isotérmicas muy monas para llevar la comida y la merienda de los niños. Antes las cogía yo, pero después de unas semanas, les pedí que las llevaran ellos a la ida y a la vuelta. Y lo hacen con mucho gusto. Normal, es como si fueran mayores.

Al final, ha sido bastante fácil poner en marcha las diferentes fases de adquisición de autonomía. Para conseguirlo, los padres tienen primero que mostrar el camino y animar al niño en sus pasos. Estos son mis cuatro trucos para lograrlo:

  • Enseñárselo despacio y con delicadeza: para nosotros, esos pequeños gestos son automáticos, pero para un niño es una gran novedad por descubrir.

  • Conceder el derecho al error: la primera vez no saldrá a la perfección. Y seguramente, tampoco a la segunda. Pero no es tan grave: el niño tiene derecho a equivocarse. Y aceptar la equivocación también es una buena forma de enseñar a aprender.
  • Animarlo y felicitarlo: el niño que practica su autonomía con menos de 2 años necesita que lo animen. Cada paso más es un éxito. Él está contento por haberlo intentado o logrado y sus padres, también. Cómo no derretirse ante las sonrisas de orgullo de nuestros pequeños después haber cumplido como un niño grande una tarea que hasta ahora sólo podían hacer papá o mamá.
  • Contar con tiempo adicional: aprender autonomía requiere tiempo. Es normal. Para que funcione, es más cómodo preparar un entorno sereno y un momento tranquilo en el que vayamos bien de tiempo. Si hay un momento de caos, no conviene crear una crisis inútil... mejor que lo hagas directamente tú en lugar del niño. No es tan grave, ya habrá otras ocasiones.

¿Y tú? ¿Tienes otros trucos y consejos para fomentar la autonomía de tus hijos pequeños?

Este post se publicó originalmente en el blog Histoires de papas.

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Este artículo se publicó anteriormente en el 'HuffPost' Francia y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano