Quererse uno mismo

Quererse uno mismo

No dejamos de querernos de un día para otro. Poco a poco, las exigencias, los estándares de belleza, los comentarios y críticas que recibimos, así como las comparaciones que realizamos, van definiendo el concepto y la estima que nos tenemos, y si no nos gusta, terminamos por rechazarnos. Y cuando te rechazas, también proyectas hacia fuera esa imagen de desprecio, de carecer de valor y los de fuera terminan creyéndoselo.

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Cuando no nos queremos, no nos aceptamos. Rechazamos nuestra forma de ser, de comportarnos, de relacionarnos, de vestir, rechazamos hasta nuestro físico. A veces podemos convertirnos en nuestro propio enemigo. No dejamos de querernos de un día para otro. Poco a poco, las exigencias, los estándares de belleza, los comentarios y críticas que recibimos, así como las comparaciones que realizamos, van definiendo el concepto y la estima que nos tenemos, y si no nos gusta, terminamos por rechazarnos. Y cuando te rechazas, también proyectas hacia fuera esa imagen de desprecio, de carecer de valor y los de fuera terminan creyéndoselo.

Para quererte más...

1. Lo que no te gusta de ti, no te quita valor, solo es algo que "no te gusta de ti". ¿Por qué motivo debería de descalificarte aquello que no te gusta? El valor de nuestros defectos y virtudes es aquel que nosotros le damos. Si te observas de forma catastrófica, te verás horrible.

2. Acéptate hoy tal y como eres. Así estás bien, tu mundo funciona bien. Es cierto, puede ser mejor, pero como estás, estás bien. Repítete esa frase, como si fuera un mantra. "ASÍ ESTOY BIEN".

3. No eres, tienes. Olvida la crítica despiadada contigo mismo, no te deja levantar cabeza. Te etiqueta.

4. Busca tu potencial, en qué te puedes convertir. ¿Qué esperas de la vida? ¿Si invirtieras tiempo, qué podrías conseguir? ¿Qué talentos te ven los demás que tú ninguneas por eso de ser humilde?

5. Cambia lo que no te guste y sea susceptible de cambio. Haz una lista de los cambios que deseas realizar, y luego el elige. Puedes empezar por el que más necesites, por el que menos te cueste o por el que más ilusión te haga. Planifica tu cambio y empieza hoy, en este mismo momento.

6. Ten paciencia. Recuerda, tienes todo el tiempo del mundo para realizar el cambio. En momentos se te olvidará o te dará pereza. No pasa nada. Retómalo en cuanto te des cuenta de que has perdido el ritmo.

7. Cambia el foco de atención. Deja de desglosarte y mirar todo con lupa... que si el dedo gordo del pie es deforme, que si un lunar que nadie aprecia te afea toda la cara, etc. Estás tan obsesionado con tus defectos que los conviertes en el centro de un universo mayor que no valoras y solo ves ese nanoplaneta que nadie percibe.

8. Cambia de ambiente o desatiéndelo. A veces convivimos con personas demasiado exigentes, que nos comparan, que nos critican más que elogian, que esperan cosas continuamente de nosotros. Puede ser la pareja, los padres, los amigos... Si atiendes a toda la toxicidad de fuera, terminarás por creerte la imagen que ellos dan de ti. Escucha si viene de personas importantes para ti, y luego decide qué grado de valor y credibilidad das al comentario. Sé crítico con las críticas que recibes.

9. Aprende a convivir contigo con un nivel de perfección menor. El primero que tienes que bajar la exigencia contigo mismo eres tú. Si continuamente tratas de superarte y tu valor depende de esa superación constante, jamás te sentirás satisfecho. Como estás, estás bien. Trata de esforzarte y ser un buen profesional, un buen amigo, una buena pareja, pero no la persona perfecta para todo el mundo.

10. No es la buena suerte, eres tú. La mayoría de las veces eres la persona responsable de las cosas buenas que pasan en tu vida. Tú has participado de tus éxitos. Haz una lista de todo lo conseguido, desde lo que te parezca más chorra hasta lo que más valores, y verás cómo eres el protagonista de lo que ocurre. Has sido tú, sí, tú.

11. No te compares. Todos somos distintos y vivimos circunstancias y experiencias diferentes que nos marcan y configuran. Si te comparas con tus amigos o hermanos, te sentirás mal, pero no te ayudará al cambio, porque no puedes tener ni el físico, ni la pareja, ni los padres, ni el ambiente, ni las circunstancias de otros. Puedes trabajar para modificar las tuyas, puedes tener un modelo que seguir, pero siempre desde ti mismo.

12. Quítate el corsé y atrévete. Olvídate de quien pueda juzgarte. Lo importante es que no te juzgues tú. Hacer el ridículo, reír a carcajadas, no dar explicaciones a nadie, no justificarte o hacer un "porque me da la gana" sienta realmente bien. Te dará mucha seguridad elegir cómo comportarte o vestirte sin tener que pedir la opinión y mucho menos la aprobación de nadie.

13. Disfruta y reconoce tu derecho a disfrutar de los momentos que te ofrece la vida. Las personas que no se aman, piensan que no merecen lo bueno que les ocurre alrededor, porque no son lo suficientemente buenas como merecerlo. La felicidad es un derecho. Y como tal, debes luchar por tenerlo de tu parte. Es tuyo, y lo peor de todo es que si no lo aprovechas tú, nadie se queda con él, no se hereda. Así que sácale el jugo a lo que la vida te regala.

14. Sé amable y respetuoso contigo mismo. Háblate y trátate como alguien a quien admiras, valoras y quieres. Háblate despacio y con palabras bonitas.

15. Sé agradecido con los buenos momentos y con lo que tienes. Con la queja constante y el victimismo se nos olvida todo aquello que la vida nos ofrece. Es mucho, pero a veces nos pasa desapercibido.

Quererse uno mismo es algo que también se entrena.