El mal fario de Rajoy

El mal fario de Rajoy

¿Puede un presidente al que la fortuna parece haber dado la espalda convocar elecciones un día 13? Tentar a la fortuna es lo último que le falta a Rajoy, verificado en las municipales y autonómicas y en las catalanas del pasado domingo que los datos económicos no venden como imaginaba Moncloa.

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Foto: EFE

¿Puede un presidente al que la fortuna parece haber dado la espalda convocar elecciones un día 13? La fecha de las generales era hoy uno de los asuntos a debate en los pasillos del Congreso, ese espacio neutral en el que los políticos se hacen los colegas y los periodistas cierran los micros. José Luis Ayllón, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, sondeaba opiniones entre unos y otros evitando abordar lo importante: la parálisis que atenaza a Rajoy o "Rajoy en estado puro", como justifican en su entorno tan perenne actitud.

A opinar sobre los pros y los contras se sumaba hasta el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, que en la práctica continúa ejerciendo sus antiguas funciones como portavoz parlamentario. Que si haber cobrado la extra tampoco es un aliciente, que si lo importante es el calendario escolar y las cenas de Navidad.... Nadie parecía valorar el papel de la superstición a la hora de decidir la papeleta. Y no porque España sea un país especialmente supersticioso. El 13 es un número que genera desconfianza en decenas de naciones. Más allá de que en la última cena los comensales fuesen 12 apóstoles+1, con el resultado que todos conocemos, el 13 forma parte del imaginario colectivo como un desafío irracional a la mala suerte.

Tentar a la fortuna es lo último que le falta a Rajoy, verificado ya que los datos económicos no venden como imaginaba Moncloa. Ni tan siquiera una campaña basada en los presupuestos tiene visos de movilizar el voto. "Se ha apurado la legislatura para poder aprobar unos presupuestos expansivos y convencer con pruebas de que la próxima legislatura se acabaron los sacrificios, pero no va a funcionar, porque la reactivación económica no nos la están comprando los electores", explica un diputado popular que albergaba la esperanza de que el discurso triunfalista motivaría al electorado. "¿Crees Rajoy va a resultar cercano por irse a tomar el aperitivo o por salir en El Hormiguero? Una imagen no se construye en tres meses. No puede transmitir la naturalidad de Albert Rivera por mucho que practique", dice sobre su jefe uno de esos diputados que duda que vaya a repetir en la próxima legislatura.

"La transferencia de voto fue evidente durante toda la jornada del 27S. Yo estuve en un colegio electoral y veías cómo el señor de más de 55 años cogía la papeleta del PP, pero los menores se 35 o 40 iban lanzados hacía las de Ciudadanos", relata un cargo popular que estuvo en Cataluña.

Los batacazos de las últimas citas electorales -europeas primero y municipales y autonómicas después- han cristalizado definitivamente en Cataluña. "Como puede un presidente admitir que el voto útil ha ido a Ciudadanos. Pero si nosotros somos el partido de Gobierno, el supuesto garante de la unidad. Lo lógico es que hubiéramos aglutinado ese voto", se pregunta atónito un diputado popular que ha participado en la construcción de la estrategia en etapas anteriores. Los 25 escaños que ha logrado Inés Arrimadas, una joven candidata que además ha tirado del voto femenino, han hundido los ánimos. "Aquí no hay suerte que valga. Cataluña demuestra que ya está todo muy consolidado. El reparto de fuerzas se ve claro. La transferencia de voto fue evidente durante toda la jornada del 27S. Yo estuve en un colegio electoral y veías cómo el señor de más de 55 años cogía la papeleta del PP, pero los menores se 35 o 40 iban lanzados hacía las de Ciudadanos", relata otro de los cargos populares que se desplazaron a Cataluña el pasado domingo para seguir los comicios.

Hasta la suerte del voto oculto ha abandonado al PP. "Le queda un porcentaje mínimo de voto oculto. Los ex votantes que dicen que no les van a votar, no mienten. Los resultados muestran que están siendo sinceros", explica un demoscópico de referencia.

Cargar contra Ciudadanos es una posibilidad que descarta hasta el más kamikaze, como reconoce un asesor cercano a Génova que en otras ocasiones se mostraba proclive a dar la batalla: "Llegados a este punto, la estrategia de cargar contra Ciudadanos solo puede volverse en contra. Para hacerlo, tendríamos que asumir lo que sus votantes buscan. No es un problema de discurso, sino de perfil. No sirve acusarles de ser proabortistas o amenazar con que van a subir los impuestos. Quienes no nos votan es porque les parecemos un partido anquilosado. Los Moroto, Casado o Levy lo han hecho mejor que los anteriores. No han metido la pata y han proyectado una imagen actual. Lo que demuestra que no era un problema de comunicación, sino más de fondo, más de la percepción que se ha generalizado sobre el líder".

Ante este panorama, ¿Rajoy no debería replantearse convocar elecciones el día 13? Como la tendencia a perder se consolide, irá directo al top-ten de cenizos innombrables de España. Una manera distinta de pasar a la posteridad.