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Puigdemont aplica al Gobierno su particular cuesta de enero

Puigdemont aplica al Gobierno su particular cuesta de enero

Rompe las negociaciones con el PSOE hasta que se resuelva su petición de una cuestión de confianza. El miércoles, sus votos son decisivos para aprobar los últimos tres decretos del Gobierno.

Carles Puigdemont, en una rueda de prensa el pasado diciembreThierry Monasse

Puigdemont rompe la baraja. El líder de JxCat está dispuesto a llevar al Gobierno a una situación de máxima vulenerabilidad al empecinarse en que el Congreso de los Diputados debate y vote su propuesta de que Pedro Sánchez se someta a una cuestión de confianza. Un desafío que llegó en forma de proposición no de ley a la Mesa de la Cámara Baja el pasado mes de diciembre y que PSOE y Sumar - que suman mayoría en este órgano rector - todavía no saben si darle luz verde o no. La decisión se iba a tomar en enero, pero ya ha sido aplazada hasta en dos ocasiones; la última, este pasado jueves. 

Los socialistas consideraron que Junts entendería que se dejara de nuevo en el aire su admisión a trámite dado que no era algo "urgente" ya que, en todo caso, dicha proposición no se podría defender hasta finales de febrero. De ahí que la Mesa tenga todavía tiempo de margen para debatir y decidir sobre un asunto de “mucha relevancia”, en palabras del portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López.

Pero Puigdemont ha decidido mover ficha. Ante este nuevo aplazamiento, el líder de JxCat anunció este viernes que rompía cualquier negociación "sectorial" con el PSOE. Es decir, su formación no se sentará en una misma mesa con el Gobierno para negociar sobre los Presupuestos de 2025, la convalidación de cualquier decreto o iniciativas legislativas que, en su opinión, no favorezcan los intereses de Cataluña. Además, pidió a los socialistas una reunión "urgente" en Suiza para abordar este problema y para "comprobar el grado de cumplimiento de los acuerdos" derivados del pacto de investidura que hizo presidente a Pedro Sánchez en noviembre de 2023. 

Puigdemont apretaba así un poco más las tuercas al Gobierno, después de alinearse con el PP en diferentes votaciones cruciales a finales de año en el Congreso y de hasta coquetear con Feijóo sobre la posibilidad de una moción de censura que desbanque a Sánchez del Gobierno. Una máxima que los independentistas públicamente rechazan, aunque El HuffPost es conocedor de que hay contactos entre los dos partidos y que esa línea de comunicación sigue abierta a día de hoy. "Ante la constatación de que pierde la mayoría, cualquier demócrata convocaría elecciones. A mí me gustaría que pasara esto", señalaba este viernes Puigdemont.

  Reunión de Santos Cerdán con Carles PuigdemontEuropa Press

Lo cierto es que las relaciones entre PSOE y Junts han sido maltrechas desde el mismo inicio de la legislatura. Sánchez sacó adelante la ley de amnistía, el precio más caro para obtener los votos de Junts y ERC, pero la medida no ha beneficiado todavía a un Puigdemont golpeado por el Supremo. Y muchas de las promesas acordadas por ambas formaciones siguen en el aire, como la oficialidad del catalán en la UE o - más importante - el traspaso integral de las competencias en materia de inmigración que los socialistas suscribieron hace ya un año para sacar adelante la convalidación de tres decretos. 

Según fuentes, la idea era llegar a un acuerdo sobre esta última cuestión antes del 31 de diciembre. Sin embargo, diferentes escollos han ido retrasando un pacto que para Junts es condición sine qua non para apoyar los Presupuestos. Dicho acuerdo incluría, por ejemplo, que los mossos tengan competencias en puertos y aeropuertos o que los mossos puedan expedir los Números de Identidad de Extranjeros (NIE), competencia actual de la Policía Nacional. 

El PSOE estaba dispuesto a dejar caer este jueves la proposición no de ley en la que se insta a debatir la cuestión de confianza de Sánchez, pero el órdago de Puigdemont llevó a demorar la decisión. No es un asunto baladí: llevarla al pleno y que salga adelante supondría una derrota sin paliativos para Pedro Sánchez, aunque eso no implique necesariamente que después se vea obligado a someterse a dicha cuestión de confianza. "Si quieren hacer caer al Gobierno, que lo dudo, que se atrevan a apoyar una moción de censura de la mano de PP y Vox", asegura un diputado socialista a El HuffPost.

Cabe recordar que la cuestión de confianza, recogida en el artículo 112 de la Constitución, es una prerrogativa del presidente del Ejecutivo, por lo que no puede partir de una petición de un grupo parlamentario. Es decir, la tiene que formular directamente Sánchez. 

  El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras.Eduardo Parra/Europa Press via Getty Images

En España se han dado dos cuestiones de confianza hasta la fecha. La primera de ellas el 18 de septiembre de 1980 durante el mandato de Adolfo Suárez y la segunda el 5 de abril de 1990 durante el mandato de Felipe González. En ambos casos no prosperaron, puesto que la confianza se entiende otorgada si el presidente obtiene el voto favorable de la mayoría simple del Congreso; esto es, más síes que noes. En las dos votaciones, así fue.

Los letrados de la Cámara no ven problema en que se tramite esta proposición no de ley, aunque remarcan en ese carácter no vinculante. Hay, además, un precedente: en 1995, el Congreso permitió debatir una PNL de Coalición Canaria pidiendo convocar elecciones. Una decisión que, al igual que la cuestión de confianza, es competencia exclusiva del presidente del Gobierno.

Votaciones decisivas el miércoles

El desaire de Puigdemont, rompiendo las negociaciones "sectoriales" con el PSOE, se produce unos días antes de que el Congreso debate y vote los últimos decretos aprobados por el Gobierno para fijar un gravamen energético, para compatibilizar la pensión con un empleo y para revalorizar las pensiones y prorrogar las ayudas al transporte. En principio, no sorprendería que Junts apoyara los dos últimos, pero sí será difícil que salga adelante el gravamen para las empresas energéticas, puesto que PP, Vox, PNV y Junts ya lo han rechazado en anteriores ocasiones. Se viene, sin duda, un principio de año complicado para el Gobierno.

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Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III. Actualmente, es jefe de política en El Huffington Post, tras nueve años como coordinador en ABC, cuatro como director digital en el grupo COPE y seis meses en Mediaset. Puedes contactar con él en javier.escartin@huffpost.es