Un escándalo, un díscolo y dos sorpresas: los trazos gruesos de un Comité Federal difícil para 'el capitán' Sánchez
El líder socialista presentó 13 medidas contra la corrupción y pidió a sus compañeros defender su gestión en mitad de la tormenta. Page y la alcaldesa de Palencia rompieron el apoyo unánime y el presunto acoso de Salazar provocó más zozobra.

Ferraz esperaba que el Comité Federal celebrado ayer sábado sirviera para cerrar filas en torno a Pedro Sánchez y dar oxígeno a su secretario general en un momento de enorme shock en el partido por el encarcelamiento de su exsecretario de Organización, Santos Cerdán.
El objetivo se cumpló a medias, puesto que sus más de 300 miembros le aplaudieron en pie y refrendaron casi por una unanimidad sus cambios en la Ejecutiva y en los procedimientos para prevenir la corrupción. Sin embargo, el inésperado escándalo a raíz de una información sobre acoso que afectaba a Francisco Salazar - uno de los elegidos por Sánchez para ser adjunto a la nueva secretaria de organización - y las críticas del 'barón' Page complicaron una jornada que internamente se esperaba algo más apacible.
Sánchez entró a la sede del PSOE en Ferraz por el garaje y sin dar declaraciones a la prensa. Tocaba desde primera hora solventar el incendio generado por una noticia de Eldiario.es que indicaba que Salazar, uno de los apoyos principales de Sánchez dentro del partido y también con cargo en Moncloa, había sido acusado por, al menos, dos mujeres de "comportamientos inadecuados".
Dichas conductas tendrían que ver con "comentarios obscenos sobre la vestimenta y el cuerpo, mensajes intempestivos con invitaciones para cenar a solas fuera del horario laboral u ofrecimientos de quedarse a dormir en casa". Igualmente, las denuncias también apuntan a "insistencia en el hostigamiento a sus subordinadas y un uso permanente de un lenguaje sexualizado en el entorno profesional".
Salazar había sido uno de los elegidos por Sánchez para ocupar uno de los tres cargos adjuntos a la secretaría de organización, la principal remodelación en el organigrama del PSOE tras la salida de Cerdán. Y había que decidir si se le confirmaba o no en dicho puesto. En las puertas de Ferraz, los periodistas preguntaban a los rostros principales del partido por esta cuestión. La asturiana Adriana Lastra fue rotunda a la hora de señala que Salazar debía ser apartado. La ministra de Educación y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, en cambio, se metía en un embrollo al defender primero su "integridad" para después matizar que no conocía en profundidad las informaciones publicadas. "Si algo no se puede permitir el partido es una mancha que ponga en duda su trabajo a favor de la igualdad", señalaba.
Salazar acabó renunciando a todos sus cargos y pidió que el partido abriera una investigación sobre las acusaciones vertidas contra él. Desde el PSOE aseguraron que no constan denuncias contra él en ninguno de los canales habilitados, por lo que Sánchez aprovechó su intervención ante el Comité Federal para pedir "a las militantes y cargos" del partido que pongan estas situaciones en conocimiento del partido. "Cuando haya potenciales casos de agresión o de acoso sexual, yo le pido a las compañeras víctimas de estos acosos que utilicen estos canales, que las vamos a proteger", dijo Sánchez.
Salazar se caía así de la nueva Ejecutiva del partido junto a otros nombres que ya se conocían previamente a esta reunión, como era el caso de la portavoz Esther Peña. Sorprendió, sin embargo, la permanencia de Juan Francisco Serrano, apodado como la "mano derecha" de Cerdán. En los últimos días, diversas informaciones apuntaban a su salida como una muestra de la depuración de responsabilidades que Sánchez pretendía abordar. Pero, contra todo pronóstico, Serrano aseguraba su continuidad al frente de la secretaría de política municipal. "Seguiré trabajando como siempre: con honradez y vocación de servicio, transformando cada rincón de este país junto a lo mejor que tiene este partido, su municipalismo. Gracias por la confianza, Pedro Sánchez", escribió después en un tuit.
La otra sorpresa de la nueva Ejecutiva fue el regreso de Antonio Hernando, quien se distanció de Sánchez al postularse a favor de la abstención del grupo socialista que haría presidente a Rajoy. Cuatro años después de aquella situación traumática, el presidente del Gobierno lo repescó como director adjunto de su gabinete y desde septiembre es secretario de Estado de Telecomunicaciones. Una 'restitución' que algunos exdirigentes que apoyaron el 'no' a Rajoy no terminan de comprender. "Pedro Sánchez recupera a Antonio Hernando en su ejecutiva, el mismo que nos sancionó y degradó como diputados por votar no a la investidura de M. Rajoy. ¿Regeneración?", se preguntaba en redes sociales el exdiputado y exalcalde de San Sebastián, Odón Elorza.
Al margen de los nombramientos, Sánchez aprovechó su intervención en el Comité Federal para insuflar de ánimos a los suyos y para demostrar su determinación de seguir. “El capitán no se desentiende cuando viene mala mar, se queda a capear el temporal y a llevar la nave a puerto”, aseguró. Y de nuevo pidió perdón por haber confiado en Cerdán o Ábalos para pilotar el partido. “La traición sufrida es dolorosa, al fin y al cabo fui yo quien confió en ellos, pero la sombra de este error no puede hacernos renunciar a nuestra responsabilidad”, dijo.
El comité federal arropó a su líder en circunstancias difíciles y le aplaudió en pie. Aunque no todos: el presidente de Castilla - La Mancha, Emiliano García-Page, fue el único de la sala que no se levantó de su silla. Después, pidió a Sánchez en su cara que se sometiera a una moción de confianza - "sin ceder a más chantajes de los independentistas" - o que convocara elecciones.
Una crítica esperada pero que rompió el intento de Ferraz de mostrar unanimidad en torno a su presidente. La 'guardia petroriana' de Sánchez salió rápidamente en su defensa: Alegría le animó a "buscar un apoyo mayoritario" para ser secretario general y el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática y secretario general de los socialistas canarios, Ángel Víctor Torres, le recordó a su 'colega' castellanomanchego que quien pide una cuestión de confianza o elecciones "es el PP".
Aunque el más 'guerrero' fue el ministro de Transportes, Óscar Puente, que no se mordió la lengua y tildó de hipócrita al Page. Éste pidió volver a hablar para defenderse, pero la presidencia del Comité Federal se lo negó.
Page se quedó sólo en las críticas entre las 39 intervenciones que se pidieron en la reunión, aunque la alcaldesa de Palencia, Miriam Andrés, indicó que Sánchez no debería ser el candidato del PSOE en las próximas elecciones generales, previstas para el año 2027.
Las turbulencias del Comité Federal opacaron las 'medidas estrella' que Sánchez anunció para cortar de raíz con la corrupción dentro del partido. Entre ellas, la vigilancia de las variaciones patrimoniales de sus altos cargos con controles aleatorios que se realizarían por sorpresa y la aplicación de un mecanismo de "doble firma" para que cualquier decisión económica o relacionada con contrataciones que realice el partido no pueda ser adoptada por una sola persona.
Tras ocho horas de intenso debate, Sánchez dio po finalizado el Comité Federal pidiendo a sus compañeros celebrar los logros del Ejecutivo y defender la gestión que están realizando. "Cuando deje de ser presidente seré un militante al lado de mi secretario general", dijo a modo de conclusión. Una alusión clara a la disidencia, desde Page a Felipe González o Eduardo Madina. Sánchez sigue al timón, su tripulación le apoya. La duda es si este barco acabará llegando a buen puerto.