Mamá, ¿puedo volver ya a España?

Mamá, ¿puedo volver ya a España?

La televisión inglesa habla de un tipo que parece estar cambiando el sistema de bipartidismo español. Hablan de él como el -académico de la coleta- que parece estar dispuesto a llevar el timón del país. Pero te lamentas y vuelves a pensar en tus lentejas de casa mientras degustas el sándwich de tu piso de Londres.

Comienzan las noticias y nos sentamos frente a un buen plato de lentejas caseras, una barra de pan recién salida de la panadería del barrio y un buen filete de ternera, todo ello regado con un vinito tinto de esos que saben acompañar en las casas de comidas de Tirso de Molina. Sólo que no estás en una casa de comidas, sino en tu propia casa -para ti toda entera-. Estás en España y dicen en las noticias que si el paro, que si el desempleo juvenil, que si un tío con coleta va a gobernar el país, que la corrupción, que un tal juez Ruz recuerda cada vez más a los jueces antimafia italianos Falcone y Borsellino..., pero miras las lentejas, todas ellas perfectamente cocinadas, y atisbas una patata que decides pinchar con el tenedor para llevártela a la boca. Entonces te abrasas, gritas y miras al frente. Es BBC News, estás en un piso compartido en East London y empieza a oler al curry que el cuarto compañero de piso en menos de dos meses ha decidido cocinar. ¡Ah! No estás comiendo lentejas, sino un sándwich del Pret a Manger por el que pagaste 4,5 euros que, al menos, te dará las calorías que necesitas para afrontar la jornada de trabajo que tienes por delante. Hoy, te toca turno de tarde.

La televisión inglesa habla de un tipo que parece estar cambiando el sistema de bipartidismo español, ese que parece habernos llevado a la situación actual de desempleo y precariedad laboral. Hablan de él como el pony-tailed academic -académico de la coleta- que parece estar dispuesto a llevar el timón del país. Pero te lamentas y vuelves a pensar en tus lentejas mientras degustas el sándwich. Ha sido oír hablar de España y tu mente se ha ido directamente a la comida. ¿Quién será este tío del que todo el mundo habla? Será alguien importante cuando lo sacan en la BBC... Mamá, ¿qué está pasando en España?, le preguntas por whatsapp, que se ha convertido en el mayor invento para los expatriados desde que Antonio Meucci inventara el teléfono. Esperando su respuesta, te das cuenta de que en realidad no quieres saberla porque estás seguro de que, sea quien sea, no te va a llevar de vuelta a casa, a ese piso de 60 metros cuadrados en Antón Martín que cuesta 600 euros, cuando en Londres estás pagando lo mismo por una habitación de 12 metros cuadrados en un piso o flat con humedad compartido con otras 5 personas.

Realmente, te da igual quién se lleve el mérito. Llegaste a Londres huyendo de la precariedad laboral de un país en el que no se hablaba de otra cosa que de la dichosa crisis. Un año. Dos años. Tres años. Y conociste a gente que lleva ya seis años, diez, doce. Pero son los menos. Los más, lo que han llegado este año, están llegando y quedan por llegar. Desde la capital británica se vive como una avalancha. Ya no es raro que un español te atienda en un McDonalds. Antes, se escuchaba el castellano paseando por las calles que desembocan en Picadilly Circus, ahora se habla castellano en los bares, restaurantes, cafeterías, hoteles, cocinas y tiendas que rodean el mítico centro londinense. Vinimos para un tiempo, no para quedarnos y mientras reflexionas, piensas en el titular que leíste ayer: Cerca de 700.000 españoles han emigrado desde el inicio de la crisis. Entonces tu madre te contesta con un link, enlace que te lleva a lo último de la cineasta Icíar Bollaín. Se llama En tierra extraña. Y, claro, eres tú.

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Logo del partido de Pablo Iglesias. Foto: Podemos Uviéu. Flickr

Por primera vez en mucho tiempo anhelas volver. La alegría del inicio del viaje se congeló hace ya un tiempo, has aprendido un idioma, ganado una experiencia, hecho varios cursos, conocido a gente maravillosa y otra despreciable que, seguramente, no volverás a ver. Tienes ideas, te gustaría desarrollarlas en España, encontrar un trabajo relacionado con lo que estudiaste, lanzar una startup y que triunfe, tener un salario digno, volver a ver a tu médico de cabecera o comprarle el embutido al tendero de siempre. En definitiva, regresar a casa. Pero no puedes. No es tan sencillo. Nada de lo que anhelas, tu país puede dártelo. De momento. Vuelves a levantar la cabeza y ver el reportaje sobre ese tipo de coleta que parece estar hablando de ti, de lo que te pasa y afecta. Su partido se llama Podemos o, como lo llaman por aquí, We can. La corrupción que asuela España te cabrea y estrujas el envoltorio del sándwich para después lanzarlo a la papelera que, por cierto, el compañero de piso no sacó anoche y está llena de moscas. Si no te metes ya en la ducha, vas a llegar tarde al trabajo. Tu madre te manda otro whatsapp con otro enlace que te lleva al siguiente titular: Podemos supera a PSOE y PP y rompe el tablero electoral. Sigues ensimismado en saber qué pasa en España, si algo está cambiando o son todo falacias. Quieres creer que sí, así al menos esa tarde será diferente al resto de tardes.