El valor (y no el precio) del lince ibérico

El valor (y no el precio) del lince ibérico

La reciente muerte de un ejemplar del lince ibérico en Doñana, después de un 2014 especialmente mal para esta especie de felino, reabre un debate en el que hasta algunas organizaciones ecologistas empiezan a plantearse si las cantidades millonarias destinadas a la supervivencia de esta especie están sirviendo para algo.

La muerte de Killer, un lince ibérico que ha sido atropellado en una de las carreteras que cruzan Doñana, abre la estadística de muertes de 2015 en el emblemático espacio natural, que acabó el año pasado superando el récord histórico de fallecimientos de este felino, el más amenazado del mundo. Pero más allá de la cifra, el atropello del linces y la posterior fuga del conductor, reabre también un debate en el que hasta algunas organizaciones ecologistas empiezan a plantearse si las cantidades millonarias destinadas a la supervivencia de esta especie están sirviendo para algo.

Lo apunta Juan Romero, representante de Ecologistas en Acción en el Consejo de Participación de Doñana, en el boletín InfoDoñana, el único medio de información ecológica sobre este parque nacional que edita WWF-España desde hace 15 años: en este espacio protegido, "los linces mueren por atropellos o disparos y no pasa nada", y sentencia el representante ecologista que "Europa debería retirar los fondos del lince a España". Sin duda, la inacción a la hora de solucionar lo urgente (la muerte de Killer se habría solucionado poniendo una simple valla, como ha dicho en su cuenta de Twitter el secretario general de WWF-España, Juan Carlos del Olmo) está empañando lo importante. El descrédito causado reabre el viejo argumento que tanto daño ha hecho a la conservación: ¿cuánto cuesta un lince?".

El caso es que mientras se dedican amplios programas con presupuestos millonarios a proteger al lince ibérico, las noticias de muertes de esta especie han llevado a parte de la opinión pública a plantearse si es rentable o no gastar dinero en este felino, ya que siguen cerniéndose sobre él muchas amenazas que no se han resuelto.

Pero insistir en el gasto que se realiza en la conservación del lince sólo sirve para dar alas a los planteamientos demagógicos sobre si este país y esta sociedad se pueden permitir un gasto de esta magnitud en la coyuntura económica actual para intentar salvar a una especie que tiene muchas posibilidades de desaparecer.

El lince ibérico es una especie sobre la que se viene investigando y proponiendo actuaciones para evitar su extinción desde hace décadas, pero los últimos 15 años han sido fundamentales:

  • Se ha aprendido a criarlos en cautividad y el programa tiene un éxito incontestable, anticipándose a las previsiones iniciales en el logro de objetivos.
  • Se ha extendido el programa de cría en cautividad y ahora ya no sólo están en Andalucía (Doñana, La Olivilla y Zoobotánico de Jerez), sino también en Extremadura (Granadilla) y Portugal (Silves).
  • Se ha mejorado el conocimiento y actuado (de manera muy relevante) en la mejora y adecuación de infraestructuras para los individuos que se encuentran en el campo.
  • Se ha multiplicado por tres la población en campo, pasando de 94 ejemplares en 2002 a 332 ejemplares en 2013.
  • Se han soltado en el medio natural 71 ejemplares provenientes del programa de cría en cautividad sólo en los últimos cuatro años. Este dato es significativo, pues ya se ha superado con las sueltas el número de ejemplares que se integraron en el programa extraídos del campo.
  • Se ha podido comprobar no solo la adaptación y mantenimiento en el medio natural de un buen número de estos ejemplares, sino, lo más importante, la reproducción en campo de animales que provienen del programa de cría (por primera vez en 2012).
  • Se ha mejorado notoriamente el conocimiento sobre la variabilidad genética y actuado en consecuencia para reforzar la misma en el campo. En este sentido, en las acciones de refuerzo genético de la población Doñana-Aljarafe, se han liberado un total de 6 linces ibéricos procedentes de Sierra Morena y del centro de cría de la Olivilla, con los siguientes resultados (datos de 2013): en 2011, de los 20 cachorros nacidos, 16 eran descendientes de un ejemplar liberado procedente de Sierra Morena. En 2012, de los 26 cachorros detectados, 16 fueron descendientes directos o de segunda generación de los ejemplares liberados. En 2013, de los 27 cachorros detectados, 15 son descendientes directos, de segunda generación o de tercera generación de los ejemplares liberados.

Sin embargo, y pese a estos éxitos, los atropellos siguen siendo la causa predominante de muertes de linces ibéricos, como reconoce el director conservador del Espacio Natural de Doñana, Juan Pedro Castellano: "Además de la necesidad de mejorar la adecuación de las infraestructuras, no se puede obviar la importancia que para esta situación tienen dos circunstancias: la escasez de conejo, que fuerza a los linces a una mayor movilidad en la búsqueda de su especie presa preferida y, sobre todo, el incremento de la población total en el campo". Según Juan Pedro Castellano, "seguramente hay aspectos a mejorar y debemos actuar con rapidez para reducir el impacto de la mortalidad por accidentes pero ello no puede enmascarar ni servir para cuestionar los logros conseguidos".

El director de Doñana se refiere a los múltiples puntos negros que se han detallado por parte de las organizaciones ecologistas en los que mueren por atropello los linces. Entre esas carreteras de la muerte para el felino más amenazado del mundo sigue estando la A-481, entre Hinojos y Villamanrique de la Condesa, ambas localidades integradas en Doñana, donde el 9 de febrero murió atropellado Killer, un macho de año y medio, y donde el año pasado murieron también atropellados dos cachorros.

Para WWF-España, esta carretera es un ejemplo más de la inacción de las administraciones a la hora de solucionar cuestiones clave y muy sencillas. La ausencia de un vallado en esta zona, con alta densidad de vegetación y un elevado número de conejos (base de la alimentación del lince ibérico), convierten esta zona en un lugar idóneo para este felino... si no fuera por el asfalto. "El retraso de la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía en aplicar medidas en un lugar donde todos sabían que era imprescindible actuar es totalmente inaceptable", explica Luis Suárez, responsable del Programa de Especies de WWF España. "Hace ya más de seis meses que la citada Consejería anunció que había firmado el convenio de colaboración del Proyecto Iberlince, y desde entonces casi no se han realizado actuaciones, ni tan siquiera algo tan sencillo y eficaz como el desbroce de los márgenes de las carreteras ". Y concluye: "Sin el compromiso de todas las administraciones, resulta imposible garantizar la conservación de una especie en la que se están invirtiendo tantos esfuerzos. La Consejería de Fomento debe intervenir con urgencia y debe ir más allá de las actuaciones previstas en Life+, aportando los suficientes fondos propios para ejecutar todas las medidas necesarias".

Un trabajo por hacer que históricamente han aprovechado algunos columnistas, que llegan a tasar en un millón de euros el coste de cada lince ibérico. Unas cuentas que, además, no están bien hechas: proteger al lince es mucho más que salvar de la extinción a este felino (el más amenazado del mundo). El Lynx Pardinus es lo que se denomina una especie bandera, es decir, una especie que causa simpatía en la opinión pública, un emblema, un icono del desarrollo sostenible. Pero además, y desde el punto de vista ecológico esto es lo verdaderamente importante, es lo que se llama una especie paraguas: en ciencia se define así a las especies cuya protección y presencia afecta indirectamente a otro sinfín de especies del mismo hábitat. Por eso, los números de protección del gran gato, como se llama coloquialmente a este felino, deberían incluir al bosque mediterráneo y la biodiversidad que alberga. Eso en términos simplemente económicos. Pero como escribió el poeta andaluz Antonio Machado, "todo necio confunde valor y precio". Éticamente, el valor de una especie no debería tasarse teniendo en cuenta sólo y exclusivamente su valor en euros: ¿cuánto vale la vida?

Otra cuestión es el uso que se esté haciendo de esos fondos para la conservación del lince ibérico en particular y del bosque mediterráneo en general. A veces, aunque la gestión de la conservación de esta especie sea complicada, bastan medidas muy sencillas para salvarle la vida a los pocos ejemplares que quedan de linces, como denunciaba el secretario general de WWF-España, Juan Carlos del Olmo en su cuenta de Twitter tras el atropello de Killer: "Otro lince atropellado en Doñana ¿Cuántos más deben morir para que la Junta de Andalucía ponga una simple valla?".

A veces, la vida cuesta el precio de una valla, pero el valor del lince ibérico no tiene precio.