EH Bildu y la transición vasca

EH Bildu y la transición vasca

Mas que hablar constantemente de independencia y soberanismo, el nacionalismo radical debe adaptarse cuanto antes a una realidad política en la que hay que aprender a pactar; buscar el equilibrio entre los distintos sectores internos, -que de esto la izquierda abertzale tendrá que hacer un cursillo acelerado- y escribir el relato de la historia tal y como fue y, no como puede interesar a cada una de las partes.

EFE/JUAN HERRERO

Escuchar al portavoz de EH Bildu que no han hecho las cosas bien es todo un avance en una coalición, donde acostumbran, especialmente en las filas de Sortu, a hacer poca autocrítica; al menos de forma pública. Cuando Hasier Arraiz, después de conocer los malos resultados electorales, adelantó que iban a oír a los que no les habían votado, sorprendió; bienvenidos al mundo real. No se pueden hacer las cosas por imposición, o porque "lo digo yo". Ni aunque se haya tenido mayoría absoluta como la tuvo el PP en España hace cuatro años. Escuchar es la primera regla que tiene que tener en la mano cualquier político que se precie. Así que a Arraiz le honra confesarlo públicamente. Y más, en el mundo de la izquierda abertzale, donde tradicionalmente se ha escuchado poco a los que discrepaban, a pesar de los formalismos de las asambleas y la participación ciudadana.

Mas que hablar constantemente de independencia y soberanismo -que, por supuesto, habrá que hablar de ello en su momento- y preguntarles a todos los vascos, el nacionalismo radical debe adaptarse cuanto antes a una realidad política en la que hay que aprender a pactar; buscar el equilibrio entre los distintos sectores internos, -que de esto la izquierda abertzale tendrá que hacer un cursillo acelerado- y escribir el relato de la historia tal y como fue y, no como puede interesar a cada una de las partes.

Podemos le ha dado un mordisco lo suficientemente importante como para que EH Bildu pierda la hegemonía en muchos ayuntamientos; mientras que EAJ-PNV recupera al nacionalista de siempre, pero también al ciudadano al que no le ha gustado la gestión de EH Bildu en los municipios donde ha estado gobernando. Asi que, ya pueden estar ojo avizor en Sabin Etxea, que si no se hacen las cosas bien, el triunfo pude volver a decaer.

Pocos meses después de la euforia del triunfo hace cuatro años, los ideólogos de la coalición abertzale empezaron a ser conscientes de que su política del PaP (recogida de basura, puerta a puerta) para la recogida de basura iba a pasarles a factura. Y así ha sido: porque precisamente en aquellos municipios donde se ha impuesto de forma autoritaria ha sido donde más votos ha perdido la coalición, hasta el extremo de perder algunas de las alcaldías más emblemáticas para el mundo abertzale, como Arrasate (Mondragón), Bergara o Tolosa. Otra cosa es el Ayuntamiento de San Sebastián, donde lo que ha sido penalizada por los ciudadanos ha sido la gestión, ya que la la coalición nacionalista optó por no poner el PaP.

No hay que ser simplistas ni echar las campanas al vuelo, pensando que la izquierda abertzale está derrotada. Ha sido, básicamente, el efecto PaP. Si se analizan los datos, en la capital donostiarra, EH Bildu ha perdido tan solo 643 votos, aunque ello le haya supuesto tener 3 concejales menos. Cosas de la aritmética política. En Arrasate (Mondragón) y en Bergara, 1378 y773 respectivamente; en Tolosa, la izquierda abertzale tan solo ha perdido 25 votos. Papeletas todas ellas que han ido muy probablemente a parar a la saca del PNV -como voto útil, así que nadie se confíe- y a Podemos. Los máximos responsables de la coalición, empezando por Arnaldo Otegi desde la cárcel, eran conscientes de que la imposición del nuevo sistema en la recogida de basuras iba pasarles una enorme factura, como así ha sido. En privado les enervaba hablar, ya hace tiempo, de este asunto, pero públicamente, a quienes dirigen la coalición, no les queda más remedio que asentir con la política que habían prometido a sus bases en esta materia durante la campaña de 2011.

Que no se engañe nadie, porque la bajada de EH Bildu muy probablemente sea una cuestión transitoria y puntual ligada a una nefasta política en esta materia en lo que se refiere a Gipuzkoa. Otra cosa es su modo de gestionar el día a día, para lo que tiene que aprender y no poco. Porque el sistema asambleario ya lo ha copado Podemos y, además, muy bien adaptado a las nuevas tecnologías. Además, tienen que tomar nota, que el PNV también sabe movilizar a sus bases, como lo ha hecho en el PaP. De modo que EH BIldu debe reinventarse y, sobre todo, aprender a pactar, algo que ni siquiera lo han considerado realmente jamás; y lo más importante: que muchos de ellos ya no están en la clandestinidad y que no solo hay que hablar de democracia, de sistemas democráticos, y aprovecharse de ellos, sino que hay que aplicarlos en el día a día. Y eso para muchos que vienen de la sombra es harto complicado. Corren nuevos tiempos, así que a reciclarse, reinventarse, porque Podemos también ha llegado a Euskadi, para quedarse. De lo que no hay duda es que radical o moderada, Euskadi es nacionalista. Así que a pactar toca. Y de esto ,aquí, el PNV y el PSE saben bastante, así que en ello les llevan ventaja al resto.