Podemos 2.0: de la sopa de siglas al pacto de los botellines

Podemos 2.0: de la sopa de siglas al pacto de los botellines

Si el PSOE aguanta la embestida final de Podemos, será Podemos el que reciba el mazazo del cual le va a ser muy complicado recuperarse. Totalmente arrinconado a la izquierda, sin más elecciones a la vista y con la pólvora mojada, la travesía por el desierto podría hacerse realmente dura. Sería difícil que la épica y el coaching que la formación aplica para jalear a sus bases pudiera surtir efecto en esta ocasión.

5c8b7d1f2500000704cacc16

Foto: EFE

PODEMOS 1.0.

Parece que fue ayer cuando, una y otra vez, Pablo Iglesias señalaba el gran error que supondría caer en la tentación de consumar una coalición de la izquierda en forma de sopa de siglas. Eran tiempos en los cuales el crecimiento electoral de Podemos mantenía una relación directamente proporcional a su distancia con formaciones como IU y similares. Así fue creciendo, tocando teclas olvidadas o vetadas por la vieja izquierda, hasta que llegó a su techo. La rápida renovación en el PSOE, el desgaste mediático y el surgimiento de Ciudadanos, unido a un cierto vértigo a la hora de seguir transitando por caminos inhóspitos, demasiado alejados de coordenadas ideológicamente reconocibles, hicieron de cortafuegos del crecimiento de la formación. Amortizada esta primera fase y constatada la distancia que era posible recorrer sin perder ciertas señas de identidad, consideradas como innegociables, se comenzaron a explorar otras vías de crecimiento electoral previamente descartadas.

TRANSICIÓN ATAQUE - DEFENSA

De la fase inicial, la formación fue mutando hacia una forma más clásica y reconocible de partido político. La sucesión de citas electorales y la progresiva entrada en las instituciones fue forzando la creación de los órganos que hoy conocemos. Por el camino, muchos procesos internos que no dejaron de tensionar la organización a lo largo y ancho de la geografía de nuestro país. Podemos afirmar que, a día de hoy, los militantes de Podemos están curtidos en un buen número de batallas y han superado un gran número de contradicciones internas durante todo el camino recorrido. Tampoco los cuadros de IU se han quedado rezagados en lo que a batallas y contradicciones se refiere. Durante toda esta larga marcha, su formación se ha ido purificando y deshaciendo de aquellos elementos problemáticos del partido, cambiando la mentalidad y preparándose para contribuir a objetivos mayores. No pocos cargos políticos e institucionales de la organización han ido aterrizando en Podemos con el objeto de allanar el camino a tal fin.

LA SEGUNDA VENTANA DE OPORTUNIDAD

Es indudable que el tiempo de la negación de la sopa de siglas ya no es el que era. El panorama ha cambiado y ahora, como dice Íñigo Errejón, se trata de desempatar el partido que no fue posible resolver en su primera parte. Para ello, Podemos se aferra a crecer de la única manera que puede, sumando a una fuerza política como IU, que se beneficia mucho de esta alianza, después de haberlo experimentado anteriormente con otras formaciones que permanecen en la coalición. Es la última carrera hacia la Moncloa y cualquier ventaja que Podemos pueda sacar al PSOE, aunque sea mínima, tiene un alto valor simbólico que puede ser, a la postre, definitivo.

Si, por el contrario, el PSOE aguanta la embestida final de Podemos, será Podemos el que reciba el mazazo del cual le va a ser muy complicado recuperarse. Totalmente arrinconado a la izquierda, sin más elecciones a la vista y con la pólvora mojada, la travesía por el desierto podría hacerse realmente dura. Sería difícil que la épica y el coaching que la formación aplica para jalear a sus bases pudiera surtir efecto en esta ocasión. Por todo lo dicho, estamos en condiciones de afirmar que nos encontramos ante un auténtico duelo a vida o muerte por el espacio hegemónico de la izquierda española. Abran sus botellines y prepárense a contemplar el espectáculo que se avecina.