Made en el 'Estado de Brunei ¿Morada de la Paz?'

Made en el 'Estado de Brunei ¿Morada de la Paz?'

El nombre del sultán Haji Hassanal Bolkiah Mu'izzaddin Waddaulah ibni Al-Marhum Sultan Haji Omar Ali Saifuddien Sa'adul Khairi Waddien así como el nombre del propio país, Estado de Brunei Morada de la Paz, dan una pista de lo estrambótica que es esta historia...

El nombre del sultán Haji Hassanal Bolkiah Mu'izzaddin Waddaulah ibni Al-Marhum Sultan Haji Omar Ali Saifuddien Sa'adul Khairi Waddien así como el nombre del propio país, Estado de Brunei Morada de la Paz, dan una pista de lo estrambótica que es esta historia...

Situado al norte de la isla de Borneo, este pequeño país de no más de 400.000 habitantes ha logrado pasar desapercibido para la mayoría del mundo durante décadas, pero a día de hoy as cosas han cambiado. El respeto a la naturaleza de cada individuo y a su definición como persona son denegados y perseguidos desde el pasado mes de abril por la entrada en vigor de la ley que permite apedrear hasta la muerte a homosexuales y adulteras.

La carta magna de Brunei Morada de la Paz, define que el sultán no puede equivocarse nunca. Posiblemente ese no sea el motivo por el cual los principales gobiernos internacionales no se han pronunciado sobre la polémica ley pero sin duda el que Brunei sea uno de los países con más reservas del mundo en gas y que el sultán sea una de las personas más ricas del planeta tienen mucho que ver.

Un palacio con bóvedas de oro más grande que la ciudad Estado del Vaticano con 1.800 habitaciones y un garaje con 5.000 coches de lujo es una buena forma de destruir la riqueza de un país, pero para el sultán de Brunei todo no es suficiente. Dueño de la cadena de hoteles de lujo Dorchester Collection y del emblemático Hotel Palace de Nueva York es también propietario de avión Airbus A340, y se permite el capricho de contratar a un profesor de bádminton con un sueldo de 1,6 millones por año. Incluso Mariah Carey le concedió un concierto de tres canciones por el módico precio de 1,5 millones de dólares.

La combinación de un país rico en recursos naturales liderado por una dinastía de dictadores con más de 500 años en el poder resulta explosiva y es ahí donde se crean las oportunidades para aquellos que buscan el beneficio propio antes que el desarrollo sostenido de un país.

Fabricar en China ya no es tan rentable como antaño: la mejora de los derechos de los trabajadores y un mayor control de la comunidad internacional han hecho que el coste por prenda se dispare. La alternativa para poder seguir siendo la fábrica del mundo era trasladar su modelo de negocio a lugares no vulnerables a la presión internacional y Brunei encabezaba la lista.

En 2011 la empresa china Zhejiang Hengyi Group Co, el mayor proveedor de fibras textiles del mundo, invirtió 6.000 millones de dólares en la creación de una nueva planta de producción en Brunei. Más adelante otra empresa especializada en la producción de prendas textiles, Guangdong Huiheng Industrial Co. Ltd., se instalaba en el país. En estos momentos se desconocen datos sobre el número de empresas chinas que operan en el país, así como el volumen real de su producción. Pese a ello, fíjense bien en las etiquetas de sus próximas compras, el made in Brunei ya es una realidad.