Gilgameš, rey de Uruk

Gilgameš, rey de Uruk

"El que vio lo más hondo". Con este bello verso empieza la epopeya de Gilgameš, el monumento literario más significativo de la cultura babilónica y el relato más antiguo de la historia del ser humano, del que el poeta Rainer Maria Rilke afirmaba que suponía una de las experiencias más sobrecogedoras que uno puede tener como lector.

El poema de Gilgameš, el viejo rey de Uruk, es un relato con más de 3.200 años de antigüedad, muy anterior por tanto a las míticas narraciones griegas de la Odisea y la Ilíada, de Homero, o la romana de la Eneida, de Virgilio. La historia, redactada por un escriba de Babilonia en once tablillas de arcilla y posteriormente reescrita y reinterpretada por otros autores anónimos, narra las peripecias de Gilgameš, el rey de una de las ciudades estado más importantes de Mesopotamia.

Gilgameš, dos tercios 'dios' y un tercio 'hombre', es un tirano insoportable que quiere medir sus fuerzas con dioses, monstruos y humanos, y que acaba comprendiendo (después de hacerse amigo de su gran rival, Enkidu, un ser salvaje y animalesco creado en lo más profundo de la estepa, y que muere castigado por los dioses debido a los desmanes cometidos por ambos) que en esas ambiciones se le ha ido escapando la vida, y que jamás conocerá el cariño ni la felicidad.

El autor de la epopeya recurre a uno de los motivos narrativos más antiguos de la historia para justificar su historia: el hallazgo de una inscripción real y secreta, que el propio Gilgameš mandó grabar en piedra para luego encerrarla en un cofre. No es seguro que Gilgameš existiera. Parece que hubo un rey de carne y hueso llamado así. Pero a lo largo del tiempo, Gilgameš ha ido cobrando visos de mito, casi de divinidad, un rey capaz de escalar las montañas más abruptas y de cruzar los océanos más vastos.

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La tablilla sobre el diluvio de la epopeya de Gilgameš, escrita en acadio (Museo Británico).

Esta epopeya cayó en el olvido durante siglos hasta que en 1854 el explorador y diplomático iraquí Hormuzd Rassam encontró en Nínive la gran biblioteca del rey Asurbánipal, del siglo VII a.C, una de las mayores colecciones de literatura acadia excavadas hasta la actualidad. Veinte años después, el inglés George Smith pronunció una conferencia en la Society of Biblical Archaeology, donde anunciaba la existencia de un relato asirio del diluvio muy parecido al bíblico y, al parecer, modelo de éste. Y no fue hasta 1930, cuando Campbell Thompson publicó la edición completa de la epopeya con copias de todo el material conocido hasta entonces, conformando lo que sería la edición canónica del Gilgameš.

Ahora, los lectores de España pueden acceder por primera vez a una edición completísima y exquisita, que recoge los estudios, traducciones y comentarios de todos esos materiales, permitiendo situar al viejo rey de Uruk en el contexto cultural e histórico del Próximo Oriente antiguo. La obra, delicadamente publicada por Trotta, ha sido traducida y editada con esmero y rigor por Joaquín Santamaría, catedrático emérito de Filología Semítica de la Universidad de Barcelona. Una oportunidad única para deleitarse con la primera narración escrita de la historia de la humanidad.

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