José María Merino, descubrimiento de Heidi

José María Merino, descubrimiento de Heidi

Es uno de los mejores cuentistas del actual panorama literario español, y su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua versó sobre lo que él denominó "ficción de verdad", en el que sostenía que el 'homo sapiens' empieza a serlo porque comienza a interpretar el mundo a través de los cuentos.

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Enumerar los premios obtenidos por los libros de José María Merino (La Coruña, 1941) puede resultar agotador. Quedémonos con uno algo ya lejano, el Premio de la Crítica, por su magnífica novela La orilla oscura; y con uno reciente, el Premio Castilla y León de las Letras. Es uno de los mejores cuentistas del actual panorama literario español (El libro de las horas contadas es un buen ejemplo), y su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua versó sobre lo que él denominó "ficción de verdad", en el que sostenía que el homo sapiens empieza a serlo porque comienza a interpretar el mundo a través de los cuentos. Su última novela, publicada por Alfaguara, es El río del Edén, una deliciosa fábula sobre el amor y el arrepentimiento. Estas son las respuestas que nos da para invitarnos a sumergirnos en el mundo de los libros, con motivo de la Feria del Libro de Madrid.

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El escritor fotografiado por Antón Díez. Foto cortesía de Alfaguara.

¿Qué libro estás leyendo ahora?

La ternura caníbal, del autor mexicano Enrique Serna, magnífica colección de cuentos, con buenas tramas y un sarcasmo secreto muy bien administrado. Y acabo de leer la reedición, tras doce años, de Cartas a Isaac Newton (9687-9688 DC). El futuro es un país tranquilo, de José Manuel Sánchez Ron, fascinante y amenísima historia de la ciencia contada desde la mirada de un personaje de ciencia-ficción.

¿Qué libro te marcó en tu infancia o adolescencia y por qué?

Cuando tenía 7 años leí con entusiasmo Heidi y muchos años después descubrí que me había entusiasmado porque cumplía con lo que debe tener la buena literatura: hablar simbólicamente de lo que nos pasa. En esos años leí Las mil y una noches, La isla del tesoro, Las aventuras de Tom Sawyer, Las aventuras de Guillermo Brown, que siguen vivas dentro de mí. Y encontré otro mundo tras descubrir a Dickens. A partir de ahí no paré de leer, y la literatura me ha enseñado tanto, por lo menos, como la vida.

¿Qué autores te han marcado más a lo largo de tu vida como lector?

Ciertos autores del Siglo de Oro (Cervantes, Calderón, Shakespeare), ciertos románticos (Hoffmann, Pushkin, las Brönte) con Balzac, Galdós, Chéjov y otros rusos, Maupassant, Baroja, Faulkner, los existencialistas, ciertos poetas, desde Lucrecio a Gamoneda, ciertos autores de fantástico y de ciencia ficción,... la lista sería interminable.

¿Qué libro del que tuvieras un buen recuerdo te ha defraudado con el paso del tiempo o viceversa?

Yo fui siempre un lector con intuición para la calidad. Por eso, ninguno de los buenos libros que leí de joven me ha defraudado al releerlo, e incluso he encontrado en ellos cosas que no había percibido en mi primera lectura, como me ha pasado con libros tan diferentes como El conde de Montecristo, de Alejandro Dumas, o La montaña mágica, de Thomas Mann. Claro que hay libros muy celebrados en su momento cuya relectura no he soportado, pero prefiero no citarlos, porque eso del gusto es algo muy personal. Y también proliferan libros que gustan a muchísima gente y de los que yo no soy capaz de pasar de la página 25.

¿Qué libro tuyo recomendarías a los lectores que todavía no te han descubierto?

A estas alturas de la vida, me resultaría penosa esa especie de publicidad.

Y de tus contemporáneos, ¿a quién recomendarías para iniciarse en el mundo de la lectura?

¿Para iniciarse en el mundo de la lectura? Habría que matizar mucho el sentido de la pregunta, pero yo recomendaría El árbol de los cuentos de Luis Mateo Díez, por ejemplo.

Y a los niños, ¿cómo podemos contagiarles la pasión por los libros?

El papel principal lo tiene que jugar la familia: leerles y contarles cuentos en casa desde que son muy pequeños. Los niños tienen que llegar a la escuela sabiendo lo que es la ficción, no sólo por la tele. Y luego, ya en el sistema escolar, tener un profesorado bien formado como lector por las instituciones correspondientes. Dos propuestas en este momento quiméricas.

Por último, ¿qué historia de ficción te hubiera gustado vivir en carnes propias?

Cuando era niño, me hubiera gustado leer todas las aventuras de los libros que leía. Con el paso de los años he descubierto, certeramente, que leer es una forma distinta y plena de vivir. Y además, como tengo la suerte de escribir, vivo aventuras muy intensas mientras trabajo con mis libros.