Mujeres, mamadas y machismo 'Marca Italia'

Mujeres, mamadas y machismo 'Marca Italia'

Cuando algún diputado le diga a una politica que es buena solo para hacer mamadas, ella tendría que contestar con ligereza: "¡Pues claro! Me lo agradecen todos los hombres con quién me voy a la cama. Sin embargo, señor, vamos a hablar de la ley electoral, que el país está a la espera".

"¿Qué pasaría si estuvieras en tu coche con Boldrini [presidenta de la Cámara italiana]?" El cómico Beppe Grillo, líder del Movimiento 5 estrellas (M5s), pone esta pregunta provocativa en su Facebook. Un asalto sexista en toda regla: omito las respuestas, fantasías reprimidas de los hombres, obscenidad de prostíbulo. La fea escalada del M5s está a los ojos de todos. Primero con el epíteto de "verdugo" asociado al presidente de la República Giorgio Napolitano. Después las palabras del diputado De Rosa hacia la mujeres del Partido democrático: "Vosotras sois buenas solo para hacer mamadas".

Política y sexo, aquí en Italia, es un binomio inseparable desde hace años. Lo de Silvio Berlusconi, para entendernos. Sólo que esta vez hay algo más. La campaña contra la presidenta de la Cámara late desde hace meses en la misma tecla. Como con la ministra Cécile Kyenge, insultada siempre y solo como negra, las críticas a Laura Boldrini son siempre en el mismo plan: es mujer. En la sala del Parlamento italiano, el que tiene el mayor número de jóvenes en la historia de la República, se repiten insultos raciales y frases sexistas que, en cualquier lugar del mundo civilizado, llevarían a consecuencias disciplinarias inmediatas.

Muchos utilizan aun palabras de otros tiempos, lo que demuestra una comprensión de la mujer, de su papel y de las relaciones sexuales, que parece no haber nunca encajado con la libertad, la liberación y la igualdad de género.

Eso es extraño: antes las travesuras sexistas de Berlusconi, de sus chicas, de Ruby Robacorazones, que todo el mundo miraba entre risas y amarguras; ahora las humillantes campañas de los grillini, de un mundo joven que tendría que hablar otra lengua. O mejor dicho, tendría que por encima de esas diferencias de sexos.

Mientras vostros, españoles y españolas, bajáis a la calle en protesta contra la ley de aborto del Gobierno Rajoy, en Italia asistimos a una ola de racismo y sexismo que parece no acabar nunca. Una comedia sin respeto.

Como mujer estoy avergonzada. Pero no es una vergüenza de una femenista: ya no es tiempo de eso, sino de una política que tenga otra forma de protestar, de contestar, de ser.

El femenismo fue un movimento de una época, y en esa época tendría que quedarse.

Así que cuando algún diputado (o jefe o hombre o lo que sea) le diga a una politica (o directora o mujer o lo que sea) que es buena solo para hacer mamadas, ella tendría que contestar con ligereza: "¡Pues claro! Me lo agradecen todos los hombres con quién me voy a la cama. Sin embargo, señor, vamos a hablar de la ley electoral, que el país está a la espera".