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Acude invitado a una competición en Corea del Norte, ve los modelos de coche y cree estar en otro país : "Volvería el año que viene"

Acude invitado a una competición en Corea del Norte, ve los modelos de coche y cree estar en otro país : "Volvería el año que viene"

"Todo fue mejor de lo que esperaba".

Líder de Corea del Norte, Kim Jong-Un.Getty Images

Desde que en 2020 se desató la pandemia de COVID-19, Corea del Norte mantuvo sus fronteras cerradas con férrea disciplina. Sin embargo, a partir de 2023, el hermético país comenzó a flexibilizar sus medidas, permitiendo gradualmente la entrada de turistas, especialmente grupos organizados desde Rusia

Aun así, la capital, Pyongyang, sigue siendo una ciudad con acceso muy limitado, reservada solo para visitas estrictamente controladas. A pesar de ello, este mes recibió a unos 200 corredores extranjeros en su tradicional maratón, entre ellos el atleta rumano Stefan Gavril, de 35 años.

Con una carrera activa tanto en su país, en el CSM Cluj y CSU Cluj, como en el extranjero con Atletismo Niza Costa Azul, Gavril quedó en el 11º lugar del maratón de Pyongyang, completando el recorrido en 2 horas, 19 minutos y 50 segundos. Pero más allá del resultado, lo que más le impactó fue el contacto directo con un país que, según confiesa, dista mucho de lo que imaginaba.

"Me fui con la idea de conocer o ver algo nuevo. Porque me enseñaron con los vídeos en Instagram, en TikTok, y parecía un mundo... muy cerrado, que nos odiaría a todos. Pero cuando llegué allí, parecía mejor de lo que parecía", contó a la agencia Agerpres, según informa Digi Sport.

Durante los cinco días que pasó en el país, el atleta se sorprendió por detalles inesperados: coches occidentales por las calles, atletas vestidos con equipaciones Adidas, y unas condiciones de entrenamiento "muy buenas" para los deportistas locales. También notó la vigilancia constante, especialmente hacia quienes mostraban un interés particular por grabar o fotografiar.

"Había personas con la cámara en la mano, como si esperaran un evento... esas personas tenían más vigilancia. Siempre había alguien a su lado. Mientras que, si te ocupabas de tus propios asuntos, te dejaban en paz", relató.

El control era evidente, incluso en pequeños detalles: "En una estatua de los líderes podías filmar todo lo que quisieras. Pero en otro edificio, una pintura no se podía fotografiar. No siempre tenía sentido".

La gastronomía también le resultó curiosamente familiar: "Patatas, huevos, pato, pollo... platos simples, parecidos a los de Rumanía". Para Gavril, la experiencia fue reveladora. "Incluso me pareció un país para visitar, diferente. Iría a la próxima edición, solo que me gustaría saberlo con más antelación para prepararme mejor", concluyó.

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