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Cinco meses de carreras de obstáculos para encontrar dentista: "Me tiro dos horas buscando todos los días"

Cinco meses de carreras de obstáculos para encontrar dentista: "Me tiro dos horas buscando todos los días"

"Tengo la sensación de estar abandonada", afirma. 

Una mujer en el dentista en una imagen de archivo.Getty Images

Durante cinco meses, la jubilada Jocelyne Laplume, que vive en Montcuq (en el departamento francés de Lot) aunque es originaria de Bélgica, buscó un dentista para tratar una infección, un problema que comenzó tras la instalación de una corona dental hace dos años. Sin embargo, los meses se le acabaron haciendo eternos. 

"Tenía un dentista que me atendía regularmente en Tournon-d'Agenais, en Lot y Garona. Desde Montcuq no está al lado, se tarda 30 minutos en coche. Pero de un día para otro, cuando llegué al consultorio después de sufrir un dolor, me enteré que ese profesional se había jubilado", recuerda la septuagenaria al medio La Dépêche. 

La mujer acudió a otro dentista, en Montaigu-de-Quercy, en Tarn y Garona. Pero la puerta del consultorio dental estaba cerrada: el médico se encontraba de baja por enfermedad. En ese tiempo el dolor cedió, pero el pasado septiembre regresó y Laplume volvió a sufrir.  

Durante este tiempo, Laplume tiene dificultades para comer, ya que probablemente su corona dental se ha infectado. Su médico le pone inyecciones que le dan un pequeño respiro y le receta antibióticos, pero la mujer sabe que el problema debe atacarse de raíz y continúa buscando un dentista. 

"Llamo al consultorio de Tournon-d'Agenais, ningún sustituto puede aceptarme. En Cahors reviso los consultorios dentales. Cada vez me aconsejan que me registre en Doctolib. Me registro y tan pronto como quiero hacer una cita con el médico en cuestión, un mensaje me dice que el dentista no programa citas", explica la jubilada. 

Además, asegura que se tira dos horas buscando todos los días al teléfono. "Es un infierno. Escribo correos electrónicos, hago seguimiento. Es estresante", remarca. Pasan los meses y el diente que sostiene su prótesis se daña. "Tengo miedo de perderla porque cada día está peor y el dolor no se quita. Tengo 70 años, soy viuda, vivo sola y tengo una enfermedad de retina", señala declarando que no puede trasladarse hasta todos los consultorios dentales en persona. 

"Tengo la sensación de estar abandonada", dice esta profesora de matemáticas jubilada. En su casa de Montcuq se siente alejada de todo. "No vine a Lot para recibir tratamiento tan lejos. Disuadí a mis amigos belgas de establecerse aquí porque, a nuestra edad, no es razonable vivir en un desierto médico así", añade al medio francés. Hace unos días, Laplume acabó consiguiendo una cita en Caussade, para el 13 de febrero. Hasta entonces, tendrá que tener paciencia.